Según informe del Banco Mundial, no ha ocurrido lo mismo con los dividendos digitales.
En los países avanzados, el sector tecnológico emplea solo entre un 3 y un 5 por ciento de la fuerza laboral, mientras que en los países en vías de desarrollo apenas llega al 1 por ciento.
El 60 por ciento de la población mundial, que equivale a 4.000 millones de personas, no tiene acceso a internet, y la expansión de la tecnología digital no necesariamente ha ayudado a disminuir la brecha socioeconómica entre países y clases sociales, según el Banco Mundial.
El ‘Informe de desarrollo mundial 2016’, del organismo internacional, desglosó ampliamente las bondades de internet y en general de la tecnología.
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Sin embargo, señaló que a pesar de las tecnologías digitales, en el mundo persisten algunas tendencias, como que, aunque las empresas están más conectadas que nunca, “el aumento de la productividad mundial se ha desacelerado”.
El informe explica también que “las tecnologías digitales están transformando el mundo del trabajo, pero los mercados laborales se han polarizado más y la desigualdad va en aumento, sobre todo en los países más ricos, pero en medida creciente en los países en desarrollo”.
El Banco Mundial (BM) subraya que si bien la conectividad ha aumentado, no ha ocurrido lo mismo con los dividendos digitales. Y fundamenta esta tesis en dos razones.
La primera es la brecha digital (solo el 40 por ciento de la población tiene acceso a internet). Y la segunda es que algunos de los beneficios que podrían obtenerse de las tecnologías digitales se ven contrarrestados por otros riesgos. “Muchas economías avanzadas enfrentan mercados de trabajo cada vez más polarizados (...), en parte porque la tecnología aumenta las habilidades de alto nivel y reemplaza los trabajos rutinarios, lo que obliga a los trabajadores a competir por empleos con baja remuneración”.
Además, dice que en un escenario en el que no haya presencia de instituciones responsables, “las inversiones del sector público en tecnologías digitales amplifican la voz de las élites, lo que puede derivar en la captura de políticas y en un mayor control del Estado”.
A esto se le suma que la no existencia de entornos de negocios competitivos genera una “mayor concentración de los mercados, lo que beneficia a las empresas ya establecidas en estos”. Esto quiere decir que las personas “más instruidas, mejor conectadas y más capaces han recibido la mayor parte de los beneficios”.
El BM define las fronteras entre quienes han sacado mayor partido de la irrupción de las tecnologías digitales y pone en tela de juicio la democratización vinculada a internet. De los cerca de 7.400 millones de personas en el planeta, 3.200 millones están conectadas a la red global y de ellos, 1.100 millones lo hacen con líneas de acceso de alta velocidad.
En concreto, el BM subrayó que aunque el número de usuarios de internet se ha triplicado desde el 2005, todavía 4.000 millones de personas están fuera de la red global. De ellas, la mayor parte se concentran en Asia: India cuenta con más de 1.000 millones de personas sin acceso a internet; China, con 745 millones; Indonesia, con 213 millones y Pakistán, con 165 millones.
“Es una transformación asombrosa que hoy en día el 40 por ciento de la población mundial esté conectada a internet. Aunque estos logros deben celebrarse, debemos asegurarnos de que no creemos una nueva subclase”, dijo Kaushik Basu, economista jefe del BM.
Basu recordó que “con casi un 20 por ciento de la población mundial incapaz de leer y escribir, el auge de las tecnologías digitales por si solas es improbable que conlleve el fin de la división mundial en el conocimiento”. Para la principal institución financiera de desarrollo, los anticipados dividendos digitales de mayor crecimiento, más empleo y mejores servicios públicos se han quedado por debajo de las expectativas.
Incluso en los países avanzados, el impacto positivo está sesgado para la proporción de la población en los niveles superiores de ingreso y educación. “Los beneficios integrales de la transformación de la información y las comunicaciones no serán completos a menos que los países continúen mejorando su clima de negocios, inviertan en educación y sanidad y promuevan el buen gobierno”, agregó el reporte.
En cuanto a de qué manera las tecnologías digitales no han impulsado la productividad, puso como ejemplo el desequilibrio en la generación de información en internet, al remarcar que hay más contribuciones a Wikipedia provenientes de la Región Administrativa Especial de Hong Kong (China) que de toda África, no obstante que en el continente africano hay 50 veces más usuarios. Y el 85 por ciento del contenido generado por usuarios que indexa Google proviene exclusivamente de Estados Unidos, Canadá y Europa.
Por otro lado, la generación de empleo es menor de la esperada. En los países avanzados, el sector tecnológico emplea solo entre un 3 y un 5 por ciento de la fuerza laboral, mientras que en los países en vías de desarrollo apenas llega al 1 por ciento.