Como en su momento los computadores prometieron ser el futuro y en menos de 20 años se convirtieron en imprescindibles, hoy la inteligencia artificial se perfila como la base fundamental para cualquier negocio del mañana. ¿Cuál debe ser la hoja de ruta para que las pymes no caigan en el rezago?
Una pyme puede tener la idea más novedosa del mundo, pero sin clientes está destinada a desaparecer. Necesita hacerse conocer, y para las empresas son dos los principales mecanismos para conseguir esto: comerciales y publicidad.
Al comienzo es poco probable que una pyme contrate a un vicepresidente comercial o de marketing para que supervise y diseñe las estrategias fundamentales. ¿Por qué no dejar, entonces, que un cerebro artificial intervenga y apoye al presidente? Pensemos, por ejemplo, en algo tan sencillo como un programa de manejo de clientes (o CRM, como usualmente se conoce por su sigla en inglés). Estos programas condensan absolutamente toda la información de las citas comerciales, las posibles oportunidades de negocio y compila grandes cantidades de información que parecen triviales -restaurante de preferencia, días de la semana y horas favorables para cada cita, entre otras-, pero que son fundamentales para cerrar un negocio.
Al tener a su disposición miles y miles de patrones sobre citas comerciales fallidas y exitosas, la IA puede diseñar una hoja de ruta no solo para cada comercial, sino para cada cliente pasado y futuro, basado en las preferencias mostradas en el pasado. Es más, puede asignar las nuevas oportunidades de negocio a ciertos comerciales que mantienen ciertas cualidades o fortalezas. Obviamente estos sistemas están lejos de ser infalibles, pero es imposible negar su utilidad cuando se trata de ofrecer pistas que toman tiempo al ojo no entrenado.
Esto se puede mezclar con las campañas de correos masivos o aproximaciones comerciales “en frío”. Con la ayuda de la IA se pueden automatizar los envíos de material comercial, de acuerdo con el mejor momento del día, la rotación de las bases de datos, el tipo de contenido e incluso los “asuntos” de mayor impacto.
Y la lista puede continuar indefinidamente: por ejemplo, la atención al cliente para solución de problemas es un aspecto con el que muchas empresas pequeñas y medianas sufren a diario, en especial porque no se cuenta con la inmediatez necesaria para atender cada caso. Por ello, es cada vez más común ver robots que se encargan de depurar las quejas, procesarlas y escalarlas solo cuando sea necesario, y las instancias que de hecho pueden ofrecer una alternativa.
Por otro lado están los avisos comerciales en plataformas digitales. Con el advenimiento de la capacidad de teledirigir los anuncios a usuarios que de entrada tengan una alta probabilidad de compra gracias a su actividad en Facebook o Google, una máquina de IA que pueda integrar estas soluciones sería una guía invaluable para la adjudicación de inversión limitada.
En un aspecto más fuera de lo común, algunas empresas de asesoría han desarrollado programas de IA que ayudan a hacer seguimiento a competidores. La herramienta monitorea permanente sitios web, redes sociales, canales de comunicación oficiales, aplicaciones, entre otros medios de comunicación corporativa, para identificar cambios en precios, lanzamiento de nuevos productos o incluso cambios en el discurso de las relaciones públicas. De esta manera no solo sigue las noticias, sino que analiza su narrativa y da cuenta de sus debilidades y brechas en el mercado que pueden ser aprovechadas en favor de la pyme para capturar nuevos clientes.