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Durante más de tres décadas de trabajo asesorando empresas en transformación digital, he visto que los smartphones se convirtieron en la principal puerta de entrada —y salida— de información sensible. Lo que antes se concentraba en un servidor o en un computador de escritorio ahora circula en la palma de la mano. Este cambio, aunque práctico, ha aumentado los riesgos de pérdida de datos, robo de identidad y exposición no autorizada. Según Kaspersky 2025, el 38 % de los usuarios latinoamericanos sufrió al menos un intento de acceso indebido a su información móvil en los últimos 12 meses. Y, en Colombia, el Centro Cibernético de la Policía Nacional reportó más de 4.000 denuncias de suplantación digital asociadas al uso inadecuado del teléfono móvil.
La primera causa de vulnerabilidad no es tecnológica, sino humana: el exceso de confianza. Muchos usuarios siguen usando el mismo PIN, omiten las copias de seguridad automáticas o no activan la autenticación de doble factor. Lo mismo ocurre en empresas que permiten el uso de dispositivos personales (BYOD) sin políticas de seguridad. Esto convierte a cada colaborador en un posible punto de fuga de datos sensibles o estratégicos. Cuando se trata de información corporativa o contable, el riesgo no es solo operativo, sino legal, porque el Decreto 1377 de 2013 y la Ley 1581 de 2012 en Colombia obligan a las organizaciones a garantizar la integridad, confidencialidad y disponibilidad de los datos personales bajo su custodia.
La pregunta clave es: ¿cómo proteger y respaldar la información en un smartphone sin caer en la complejidad o en el olvido? Todo empieza por reconocer que el teléfono es una extensión del sistema informático empresarial. Así como una empresa actualiza sus servidores o realiza copias en la nube, el usuario debe adoptar rutinas de respaldo automático. En 2025, las principales plataformas —Android 14 y iOS 18— ofrecen soluciones integradas encriptadas en la nube, como Google One y iCloud, que cumplen estándares de seguridad AES-256. Sin embargo, el problema no es la falta de herramientas, sino su uso parcial o incorrecto. Muchos dejan de activar la opción de cifrado o almacenan contraseñas en notas sin protección, lo que deja brechas abiertas ante un ataque.
En mis consultorías, suelo recomendar un modelo simple en tres pasos. Primero, configurar la copia de seguridad automática en la nube, verificando que incluya contactos, mensajes, aplicaciones y archivos. Segundo, establecer una rutina semanal para exportar la información crítica en un almacenamiento externo cifrado (una memoria USB con BitLocker o hardware dedicado). Y tercero, activar el borrado remoto, función disponible en Android (“Encontrar mi dispositivo”) y Apple (“Buscar mi iPhone”), para garantizar que, ante pérdida o robo, la información no caiga en manos ajenas. Estas tres acciones básicas, bien ejecutadas, reducen más del 80 % de los riesgos de pérdida de datos en smartphones.
En el ámbito corporativo, estas prácticas deben formar parte de una política de tratamiento de datos formal, con roles definidos y mecanismos de verificación. No basta con decirle al colaborador “haga copia de seguridad”. Debe existir un plan documentado que indique con qué frecuencia, en qué servicios, con qué cifrado y bajo qué criterios legales. En Colombia, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) ha sancionado a varias empresas por incumplir protocolos de custodia digital cuando se comprometen bases de datos desde dispositivos móviles. Un caso emblemático en 2024 involucró a una compañía que perdió los contactos y documentos de sus clientes porque un asesor renunció sin haber transferido la información corporativa respaldada. El daño reputacional fue mayor que la sanción económica.
En contraste, las organizaciones que aplican un enfoque de seguridad móvil integral no solo reducen incidentes, sino que proyectan confianza ante sus clientes y aliados. En países como España, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ya promueve auditorías periódicas a dispositivos móviles corporativos como parte de las revisiones de cumplimiento del RGPD (Reglamento General de Protección de Datos). Este modelo de autorregulación preventiva será, sin duda, una tendencia adoptada también por Latinoamérica en los próximos dos años, especialmente por sectores como banca, salud, educación y gobierno digital.
La copia de seguridad no es un lujo ni un tema técnico: es una disciplina. Así como se revisa el aceite de un vehículo o la vigencia de un seguro, el respaldo debe formar parte de la rutina semanal. Desde TODO EN UNO.NET siempre insistimos en que “la tecnología solo tiene sentido cuando se traduce en funcionalidad real”. De nada sirve instalar aplicaciones o comprar dispositivos caros si no se configuran correctamente. En nuestra experiencia, más del 60 % de los incidentes reportados por pérdida de información móvil se debieron a fallos humanos evitables: desactivar la sincronización, compartir la nube con familiares, o almacenar archivos corporativos en apps personales.
Un tema que preocupa especialmente es el acceso indebido a datos por parte de aplicaciones de terceros. En 2025, varios estudios demostraron que más del 40 % de las apps gratuitas solicitan permisos innecesarios, como acceso a contactos, cámara y micrófono, incluso cuando no lo requieren para su funcionamiento. Esto implica que el usuario está entregando voluntariamente información sensible sin saberlo. La solución es revisar los permisos y revocar aquellos que no sean esenciales. En iOS y Android, es posible ver qué aplicaciones accedieron recientemente a datos sensibles, y bloquear su acceso con un solo toque. Este control básico puede marcar la diferencia entre un entorno seguro y un vector de ataque.
Otro punto crucial es la educación digital. En mi experiencia, ninguna política de seguridad es efectiva sin conciencia. En empresas con alto nivel de rotación o múltiples dispositivos, el éxito radica en formar a los usuarios. Programas breves de sensibilización sobre ciberseguridad móvil reducen drásticamente la exposición a riesgos. En TODO EN UNO.NET implementamos un modelo de microcapacitaciones de 60 minutos donde enseñamos a los colaboradores a proteger la información desde su smartphone sin tecnicismos. El objetivo no es que todos sean expertos, sino que comprendan el impacto de sus acciones en la seguridad institucional.
El respaldo de información no se limita al almacenamiento, sino que implica también recuperación controlada. En muchos casos, los usuarios confían en la nube sin verificar la integridad de los datos. Cuando llega el momento de restaurar, descubren que parte de la información estaba corrupta o incompleta. Por eso, recomiendo hacer restauraciones de prueba al menos una vez al mes. Esta práctica, común en la administración de servidores, debe trasladarse también al mundo móvil. Una copia de seguridad que no se prueba, no existe.
También debemos hablar del impacto del malware móvil. En 2025, las campañas de phishing por WhatsApp, SMS y redes sociales se multiplicaron, usando ingeniería social para robar credenciales o instalar software espía. Los delincuentes ya no apuntan solo a grandes empresas, sino a cualquier usuario con acceso a datos sensibles. La Interpol alertó sobre nuevas modalidades de ransomware móvil que bloquean el acceso al dispositivo hasta que se pague un rescate. Aquí, el respaldo externo es la única garantía real de recuperación sin ceder al chantaje. Quien tiene una copia fuera de línea, tiene control; quien no, está a merced del atacante.
A nivel internacional, países como Alemania y Corea del Sur ya exigen que las empresas incluyan planes de contingencia móvil en sus políticas de continuidad de negocio. En Colombia, el Decreto 1083 de 2020 y la Circular Externa 008 de 2023 de la SIC recomiendan incorporar protocolos de ciberseguridad y gestión de incidentes en entornos móviles, especialmente cuando se manejan datos personales o financieros. Esto implica que proteger la información en un smartphone no es solo una buena práctica: es un deber corporativo y ético.
El mayor desafío en 2025 no es tecnológico, sino de actitud. Las empresas que sobreviven a la era digital son las que convierten la seguridad y el respaldo en hábitos organizacionales, no en tareas ocasionales. En TODO EN UNO.NET entendemos que muchos empresarios y gerentes multitarea no tienen tiempo para sumergirse en tecnicismos, pero sí necesitan soluciones funcionales, rápidas y seguras. Por eso, nuestro modelo de acompañamiento combina diagnóstico, estrategia e implementación en un solo flujo: analizamos el estado actual de la seguridad móvil de la empresa, definimos protocolos personalizados según normatividad nacional e internacional, y acompañamos la ejecución práctica con capacitación al equipo.
A través de nuestras consultorías administrativas, tecnológicas, de mercadeo digital, Habeas Data y facturación electrónica, hemos demostrado que se puede alcanzar una transformación real cuando la tecnología se aplica con propósito. Nuestro Producto Mínimo Viable (PMV) en gestión de seguridad móvil permite a las organizaciones obtener resultados medibles en pocas semanas, reduciendo incidentes y fortaleciendo su cumplimiento normativo. Porque aumentar la eficiencia no significa solo trabajar más rápido, sino trabajar de forma más segura. Aumentamos la eficiencia de tu empresa con soluciones digitales y normativas, y lo hacemos con más de 30 años de experiencia y actualización constante. Con TODO EN UNO.NET, cada cliente no solo se transforma, sino que se consolida como líder en su sector.
