Debe cuidarse de una nueva fobia que nace por las redes sociales

Expertos advierten sobre 'Fomo', el miedo a perderse de algo o a que los demás la pasen mejor.
Entre las toneladas de fotos, videos, comentarios y actualizaciones de estado que viajan cada día por las redes sociales, una suerte de enfermedad viral se ha desatado en la red.

Se conoce como Fomo -del inglés Fear of Missing Out-, algo así como el miedo a perderse de algo que redes tradicionales como Facebook y Twitter, pero también nuevas, como Instagram o Pinterest, registran después con lujo de detalles.

El 'cuadro clínico' es casi siempre el mismo y empieza con el parpadeo del Blackberry, del iPhone o de cualquier aparato que notifique lo que están haciendo los demás. Entonces vienen síntomas como ansiedad y angustia, al principio, e irritabilidad y frustración, después.

"Yo estaba en mi casa, viendo una película, hasta que mis amigos tuitearon fotos de la rumba en la que estaban metidos. Hasta ahí me llegó la paz", dice Carol, una estudiante que empieza a dudar de si padece fomo.

Lo que siguió, relata la 'paciente', fue responder a un impulso masoquista y buscar frenéticamente qué estaban haciendo los más populares de la 'U', cuenta, entre sonriente y nerviosa.

No había nada que hacer. Su plan solitario y doméstico de sofá y chicharrones de paquete se había tornado aburrido y hasta desolador. La era digital le había impuesto una visión más emocionante y 'feliz' de la vida cotidiana, algo que podría estar convirtiéndose en una tendencia.

De acuerdo con el médico John Grohol, CEO y fundador de Psych Central, la más grande red de salud mental on line, Facebook ha creado una especie de sociedad paralela en donde la gente es la suma de un yo idealizado y un poco de miseria "puesta de vez en cuando para que se vea real". Y si se piensa con detenimiento, Grohol tiene razón. ¿Cuántas personas aparecen solitarias, tristes o aburridas en Facebook? ¿Cuántas de las fotos que se envían por Twitter son de momentos difíciles o dolorosos?

Según una entrevista que Dan Ariely, profesor de Psicología y Economía del Comportamiento en la Universidad de Duke, le concedió a The New York Times, ese miedo surge en proporción a la cercanía con una decisión equivocada, sobre todo con una que tenga que ver con el uso del tiempo.

"¿Cuándo se está más molesto, dos minutos o dos horas después de perder un vuelo?", se pregunta el experto. "Dos minutos, por supuesto -responde después-. Es ahí cuando más se puede imaginar cómo habrían sido las cosas si hubiesen sido diferentes. Eso es lo que realmente nos motiva a comportarnos de manera extraña", concluye el experto.

Pero el fomo no tiene que ver, solamente, con la rumba o los planes de fin de semana. Otra de las frustraciones llega por cuenta del desarrollo profesional o, incluso, familiar.

Jairo Moreno, un soltero cuya edad bordea los 45 años, por ejemplo, confiesa lo mal que se siente cuando ve a sus compañeros de colegio -de hace 15 o 20 años- casados, con hijos y con vidas 'felices' en el exterior.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo escapar? Las respuestas pueden ser muchas y venir de muchas partes. Sherry Turkle, una profesora del Instituto de Tecnología de Massachusetts y autora del libro Alone Together (Solos en compañía), sostiene que si bien nuestra relación con la tecnología se hace cada vez más íntima, al punto de influir en las decisiones, los estados de ánimo y emociones, "en cierto modo hay una falta de madurez en nuestra relación con ella". Agrega que se trata de una relación en evolución que hace que existan cosas tan estúpidas, si se quiere, como que a veces no se tenga tiempo para los amigos, "salvo si esos amigos están conectados", sentencia. Por ahora, concluye la profesora, hay que encontrar la manera de limitar la influencia de la tecnología en nuestras vidas. "Hay que coger fuerza y separarse del iPhone".

Si no tiene novia, ¡cómprela!

fiverr.com
Siempre que haya demanda, habrá oferta. Pues bien, la necesidad de aparentar ser un ganador ha propiciado la aparición de páginas como esta, que -entre otros 'pequeños servicios'- lo convierte en toda una 'sensación'. El asunto es sencillo. Por 5 dólares, usted puede 'comprarse' una linda novia, de carne y hueso, que a diario (dependiendo del 'negocio') le ponga mensajes románticos en el muro y que hable de lo genial que es estar con usted.

Si nadie lo sigue en Twitter

http://www.puntogeek.com
Este portal de curiosidades en la web publicó algunos sitios para comprar fans, amigos y 'likes' de Facebook o en Twitter. Aquí el listado:
Usocial Facebook Marketing
SocialKik
FacebookFans
SocialPromotionz
Fanbullet
Fanpage Hookup
Webtraffic2010
MyFBfans
GetFansNow
GettyFans

Si no tiene suficientes amigos puede 'alquilar'

usocial.net/
Esta es una empresa de 'marketing on line' que tiene un curioso servicio: 'alquila' amigos a los usuarios de Facebook. Se trata de una herramienta de mercadeo que aumenta su 'percepción de éxito' en Internet, según dijo la empresa en un comunicado. Los 'paquetes' empiezan desde los 1.000 amigos y 100 dólares y se puede, incluso, llegar a los 10.000 amigos y 1.000 dólares.

La parábola del nuevo espejo

Rodrigo Argüello,
Semiólogo, experto en nuevos medios.

¿Por qué estos nuevos aparatos se han convertido en los objetos más deseados? Quizá, porque son los nuevos espejos para el sujeto (pantallas líquidas, semilíquidas...). Nuevos espejos donde la persona se refleja o se refracta, se reconoce o se reinventa o, tal vez, le producen extrañamiento. O muchas veces no se puede ver en ellos, como ocurre con cierto personaje de Hoffman. En este sentido, como espejos que son, no dejan de tener las dos caras opuestas, la de Narciso, un sujeto encerrado, que no se da al otro y se considera a sí mismo como su mejor fetiche. Aunque la versión de Frontissi-Ducrousse resulta ser la más atractiva: "Narciso muere desgraciado por no ser diferente de sí mismo". La otra cara del espejo sería la que nos ayudaría a construir o reconstruir nuestro propio yo, a mostrar nuestra identidad, y para algunos satisface la necesidad de reconocimiento. Frente a estos nuevos espejos, el sujeto se desplaza, se proyecta, se esconde, desarrolla ciertas libertades de expresión y espera que le devuelvan la mirada. Allí se reafirma, se confirma o se busca la identidad. Se mantienen o se abren expectativas y se crea un nuevo espacio para la ilusión... Con estos nuevos aparatos, el individuo ya no busca solamente información, sino respuestas de tipo existencial.

Por tanto, ante la (in-) seguridad ontológica (Giddens), ante la incomunicación, rotos los lazos y tejidos naturales de la comunicación (Baugman), el sujeto encuentra en estos aparatos sus nuevos objetos vinculantes, que no son tan objetivos, pues se han vuelto sus nuevos amigos y sus nuevos interlocutores. La esperanza de un nuevo encuentro o el paliativo para una realidad que se torna en muchos casos apabullante, eso que Blumenberg llama absolutismo de realidad. Para muchos, estos nuevos medios son las nuevas formas de ser y estar en el mundo o las nuevas maneras de asumir la existencia o refrendarla. Creo que estamos al frente de un sujeto que no desprecia las ventanas que se ofrecen para encontrar nuevas fugas, nuevas formas de pasar el tiempo, de construirse en el juego; nuevas formas de ocio.

Un nuevo espacio donde se tiene la ilusión de suplantar, imaginar o encontrar el rostro que de algún modo se ha ido perdiendo en la vida real (Facebook). Dicho de otro modo, frente a estos nuevos aparatos siempre se está pendiendo (y de-pendiendo) de un hilo simbólico: el sustituto de lo ausente o que hemos perdido, un nuevo espacio que nos distrae de las carencias de la vida misma; la actitud compensadora (Homo compensator le llama Marquard) que a muchos les ayuda a soportar o a pasar la vida. Como se puede ver, lo que en el fondo se busca es una seguridad de tipo existencial... La compulsión por estos aparatos no es otra cosa que la necesidad de una seguridad de existir y reexistir (o 'rexistir') gracias a los personajes, hábitos y encuentros que se buscan.

Hoy, gran parte de la atención se ha ido concentrando en estos nuevos objetos animados. Me arriesgo a decir que ni los medios tradicionales ni los nuevos son causa ni consecuencia; ellos acuden para consolar, dar respuestas o para ahondar en las crisis de existencia.

En últimas, como espejos, son reflejo de la realidad. Los nuevos medios parecieran tener la ilusión de haber llegado a tiempo para sustituir lo que se ha perdido y no dejar que se dé el total desbordamiento, difuminación del sujeto, porque, en su mayoría, estas técnicas posmediáticas no son técnicas para prolongar o extender los sentidos, como las entendía McLuhan, sino que prolongan la existencia.

Pero ¿son suficiente para reexistir o, por el contrario, estos nuevos síndromes (Fomo...) ya sean quizás síntomas de lo que se viene?

Los nuevos medios delatan la carencia y lo que Gergen ya había advertido: un yo saturado por tantas ofertas sociales. Un individuo que quiere estar en todos los escenarios, pero literalmente no puede, y eso le produce más ansiedad y frustración. Quizá porque ya no puede verse en el espejo.

'No es una enfermedad'

Rodrigo Córdoba,
psiquiatra

Para el presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, el fomo no necesariamente es una enfermedad. "Muchas formas de conducta humana han intentando agruparse como patologías, y no lo son", dice. Agrega que el miedo a perderse de algo puede catalogarse como una conducta que se puede hacer repetitiva a la par con los cambios que implican las nuevas tecnologías. "En un mundo de redes sociales, la vida parece una vitrina, y la posibilidad de enfrentarse a esas situaciones es más frecuente (...), hace parte de la conducta humana. Se debe considerar preocupante cuando esas conductas se hacen persistentes, duraderas (ocupan la mayor parte del día) y cuando alteran la forma de comportamiento. No poder ir a trabajar, por ejemplo".

Redes sociales: 'ni buenas ni malas'

Astrid Álvarez de la Roche
Psicóloga y analista de redes sociales

Para esta experta, las redes sociales son, en esencia, un instrumento, nada más. "No son buenas o malas en sí mismas. De cada sujeto depende hacer de ellas una herramienta para la vida o para la muerte. Su condición es exactamente igual que la del lenguaje: están llena de encuentros y desencuentros", sentencia. Explica después que, entendido eso, hay 'remedios' contra esas 'enfermedades' relacionadas con las nuevas tecnologías:

Tenga un proyecto de vida. Para la psicóloga, tener más o menos definido qué es lo que se quiere en la vida a corto, mediano y largo plazo evita las frustraciones derivadas de compararse con los demás. "Uno se erige como un edifico y se produce como una fábrica".

Conózcase. Tener mucha claridad sobre lo que me gusta y lo que no, así como mis potencialidades y mis limitaciones, ayuda mucho. "Hay que dedicarles tiempo a actividades que reafirmen eso", dice la analista.

La tecnología no es optativa. Entender que la llamada sociedad de la información y de la comunicación instantánea es un 'mal necesario' ayuda mucho. "Lo que hay que hacer es aprenderla a usar", concluye.

TODO EN UNO.NET

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