Los últimos lanzamientos de Apple han divido la opinión pública en varias
aristas. Exploraré algunas de las posturas expresadas con respecto al futuro de
la compañía.
Para los fatalistas, la debacle de Apple ha iniciado. La ausencia de
la figura mesiánica e inspiradora de Steve Jobs ha socavado el impulso innovador
de la empresa asentada en Cupertino, California. Los últimos lanzamientos de la
compañía (iPhone 4S, el iPad 3 y el iPhone 5) no han cumplido con las
expectativas de un mercado ávido de revoluciones tecnológicas.
Para ellos, la presencia de competidores fuertes, como lo son Samsung o
HTC, derivará en la paulatina decadencia del dominio de Apple en el segmento de
los teléfonos inteligentes y en el rubro de las tabletas.
Algunos rememoran los tiempos en que Steve Jobs fue expulsado de su propia
compañía, en 1985, y advierten como, apenas una década después, esta se enfrentó
a la bancarrota inminente. Se aventuran a vaticinar similar fortuna para Apple
en la próxima década.
Empero, ninguna de las visiones fatalistas pareciese corresponder con la
realidad. Desde 1997, Apple diversificó su marca. Introdujo el iMac en 1998
y reportó ganancias de 94% un año después. En 1999 presentaron el iBook y
demostraron su intención de conquistar otros mercados. En aquel entonces, las
acciones de la empresa se valoraban en US$99.
En 2000, Jobs se arriesgó con el G4 Cube. Fracasó, pero, apenas doce meses
después, presentó el iPod, el iTunes y la Apple Store, marcando un cambio de
rumbo para la compañía. El ascenso de Apple se apoyó en su dominio en el
segmento de los reproductores musicales por varios años, hasta 2007. Aquel año,
lanzaron el iPhone y cambiaron el concepto de telefonía inteligente.
Tres años después impulsaron el segmento de las tabletas con el iPad
(cabe recordar que Microsoft presentó un primer modelo de tableta en 2001 y
fue "ignorado" por el mercado).
A 2012, el papel de Apple se cotiza en US$667 y es la compañía con mayor
valor de marca en la historia, con un estimado de €100.239 millones, según
Eurobrand. Por otra parte, las ventas del primer fin de semana del iPhone 5 se
estimaron en 5 millones de unidades.
Los contra-argumentos suscritos sustentan la visión de los optimistas.
Apple se transformó en un coloso. La ausencia de Jobs no acabará con un imperio
soportado en millones de clientes incondicionales. ¿A qué responde, entonces, la
carencia de innovaciones en los últimos lanzamientos?
La editorial de Mobile Gazzete plantea que Apple ha asumido una posición
conservadora en virtud de su dominio: "Las grandes compañías, como Apple,
tienden a asumir una postura adversa al riesgo. Deben proteger el valor de su
compañía en el mercado de valores".
La tercera vertiente clama por la prudencia, un punto intermedio entre el
optimismo y el pesimismo. De acuerdo con esta corriente de opinión, en la
industria tecnológica las compañías pueden pasar de una posición dominante a la
quiebra en un breve lapso de tiempo. De modo que Apple debe obrar con
cuidado.
Por ejemplo, la participación de mercado de la canadiense Research In
Motion (RIM) pasó de 44% en 2009 a 10% en 2011 y su acción cayó de US$ 144 hace
cuatro años a US$ 11 en la actualidad, según la firma editorial 24/7 Wall
Street.
RIM es la compañía detrás de la línea BlackBerry. ¿Si una marca
dominante se derrumbó en apenas 4 años, no cabría especular igual fortuna para
Apple, incluso atendiendo en su poderío actual? La innovación es un
imperativo. La introducción de mejoras técnicas es insuficiente, el mercado
demanda cambios de paradigma. ¿Se mantendrá Apple a la altura? Ya lo
veremos.