Crece el uso de simuladores de negocio, unas herramientas para representar situaciones en ambientes lúdicos.
Así como los campeones de Fórmula 1 utilizan simuladores para prepararse y estar listos para ganar sus carreras, los empleados también pueden experimentar diversos tipos de situaciones y poner a prueba sus condiciones de liderazgo, trabajo en equipo, negociación y toma de decisiones, en ambientes didácticos enfocados en fortalecerse estratégicamente.
La metodología, conocida como “simulador de negocio”, representa de forma simplificada una situación real de negocio en un ambiente controlado.
En otras palabras: consiste en dinámicas grupales donde los trabajadores ponen a prueba sus habilidades y conocimientos para resolver un problema empresarial.
La dinámica, que puede durar entre 3 y 4 horas, sumerge a los participantes en una problemática acorde a las habilidades a fortalecer y termina con una reatroalimentación de los demás participantes y un capacitador que hace las veces de juez y, de manera imparcial, da recomendaciones para futuros casos.
“Por ejemplo, hay uno de ventas donde simulamos cómo funciona todo un canal, desde la compra de materia prima hasta la llegada al mercado.
Es muy bueno porque intervienen todas las áreas de una empresa, desde cómo adquirir materia prima y comprarle al proveedor hasta saber qué va a pasar con el mercado”, explicó Pablo López, director comercial para Latinoamérica de Aden Business School, una escuela de negocios que ha encontrado en este método un aliado para apoyar sus programas de capacitación.
“El simulador no funciona por sí solo.
Es una herramienta que tiene que estar complementada con un entrenador y una capacitación que da el instructor”, reforzó López
Por último, aunque a primera vista el método podría parecer un juego de niños, sus experiencias de aprendizaje están basadas en modelos matemáticos y en la teoría de juegos.
De hecho, son implementados en grandes compañías para trabajar en aspectos que mejoran la productividad de sus empleados, pues les permiten medir el impacto de sus decisiones en ambientes lúdicos.