En el mundo existen
madres solteras por elección: aquellas que deciden tener un hijo cuando el
reloj biológico se empieza a cerrar y la pareja no llega, las que deciden
separarse de su pareja porque la relación no funcionó, o las madres
solteras abandonadas: mujeres que fueron rechazadas por el hombre.
Este el caso de Lucía: un
atraso en la menstruación era la única prueba que ella tenía sobre su posible embarazo.
Tenía 23 años. Habían pasado dos meses desde su última relación sexual. El
hombre con el que había estado era publicista, dueño de una multinacional. Se
habían conocido en un bar y allí mismo él le había dado su número telefónico,
porque a ella sus padres no le permitían recibir llamadas. Los encuentros con
Carlos, aquel hombre, eran a escondidas, porque la familia de Lucía era tan
conservadora que no permitía que tuviera amigos y mucho menos novio.
Un día se levantó
dispuesta a realizarse la prueba de embarazo. El resultado: positivo. Por su
cabeza empezaron a pasar varias ideas, entre ellas: abortar, irse de su casa o
suicidarse. Pero ninguna idea la convenció. Así que decidió encerrarse en su
habitación.
Los síntomas no dieron
espera y llegaron las agrieras y el vómito. Los
padres, decepcionados de Lucía, la obligaron a ir a un consultorio
médico para que abortara. Pero en ese lugar, Lucía
encontró las personas que salvarían la vida de su bebé. El médico que la
atendió le aconsejó que no matara una vida. Era lo que necesitaba en
ese momento”, relata con dulzura. Decidió afrontar la situación. Su padre
la echó de la casa con unas palabras fuertes: “Vete, y regresa
cuando te hayas desecho de esa criatura”.
Desde ese momento empezó
el calvario de Lucía; fue a buscar al padre de su hijo, pero no le
dio la cara, le dijeron que había viajado a Estados Unidos. Así que
le pidió hospedaje a una amiga. Mientras crecía ese ser en su barriga, ella
trataba de alimentarse sanamente, pero nunca tuvo la posibilidad económica de
realizarse los exámenes gestacionales ni las ecografías. Como no
tenía dinero para tener a su bebé en una clínica privada, lo
tuvo en un hospital público a cambio donar sangre.
Tiempo después del nacimiento de la pequeña, los padres de Lucía la
recibieron en su casa. Hoy, 22 años después, el abuelo ama a la nieta, y los
tíos son la figura paternal. Lucía es un ejemplo para su familia, por la
valentía y las batallas superadas.
Desde el principio ella
se esforzó por darle lo mejor a su hija. Al cabo de 4 años, Lucía consiguió un
trabajo estable, en el que aún se mantiene: un supermercado. En su trabajo le
enseñó a sumar a la pequeña, contando los huevos y las monedas de la tienda; le
enseñó a leer, y le enseñó que la sonrisa de una madre alivia los
dolores, que la compañía de ella cubre el frío y que su amor es interminable.
Hoy, esa hija es profesional y hace una mención de honor a esas madres
valientes que enfrentan la vida y, en muchos casos, los rechazos de la
sociedad.
Crianza Con Esmero
La familia conformada por
el padre y la madre es el ideal de crianza en la sociedad, en el cual cada uno
tiene un rol definido, pero actualmente existe un alto diagnóstico de
padre ausente: “A las mujeres les toca, por obligación, ser buenas
madres, buenas mujeres, buenas profesionales. Buenas en todo. Además, deben ser
madre y padre a la vez, porque él no está”. La mujer sigue siendo el pilar de
la familia”, asegura la feminista Florence Thomas.
Por estas razones, no es
fácil la vida de una madre soltera abandonada. Cuando una persona se ve
enfrentada a una situación obligada, hace que no esté en las mejores
condiciones, porque puede generar depresión, decepción de sí misma e ideas de
reproche, lo cual se puede manifestar con el maltrato hacia el menor.
También puede ser el lado opuesto. La madre sobreprotectora que no le permite
al niño vivir tranquilamente. Esto se da porque su hijo es el único ‘tesoro’
mientras que todo mundo le dio la espalda.
Las madres solteras
abandonadas, pueden sentir mucha depresión, ansiedad y tristeza, y
estas se transmiten al bebé desde el cuarto mes de gestación. A
veces por su condición económica deben ocupar la mayoría de su tiempo en
el trabajo, con el fin de conseguir el dinero para responder por su hijo. Esto
implica que la madre no pase el suficiente tiempo con el pequeño y este no
tenga una crianza adecuada.
Hablar con el niño acerca
de su padre es fundamental. Cuando están bebés, los padres son una mamá
accesoria. Pero, a medida que los menores van comprendiendo, empiezan a
diferenciar que existe una madre y un padre y que cada uno cumple una función
distinta. A los niños siempre se les debe hablar con la verdad sobre sus
padres, pero nunca referirse despectivamente a él. Cuando estén grandes, los
niños sacarán sus propias conclusiones.
Cuando hay un rechazo
de la sociedad hacia estas mujeres y sus hijos, los niños se sienten
discriminados, saben que no hay equidad con el resto de menores y pueden crear
cuadros depresivos. Parte del proceso está en desarrollar un buen entorno
social y familiar. Los niños que no tienen la presencia del padre necesitan
tener confianza en sí mismos. Es indispensable mejorar la autoestima y que
entiendan que pueden ser felices sin tener un padre al lado.
Los mayores problemas de
rechazo se dan en mujeres que son dependientes de los padres y de su familia en
general, porque las maltratan sicológicamente y las atacan con preguntas
frecuentes sobre el padre de ese hijo. No obstante, lo primero que
debe hacer una mujer abandonada es aceptar el rechazo de su pareja, y
debe superar las dificultades del impacto económico que tendrá con el
menor. Estos problemas emocionales de aceptación podrían generar un
trastorno depresivo en la mujer, por toda la carga emocional que tiene en ese
momento.
Cuando la mujer esté
presentando síntomas de angustia, ansiedad, tristeza y culpabilidad, debe
recurrir inmediatamente a un consejero (la mayoría de las iglesias cuentan
con este tipo de ayuda), con el fin de que una persona le brinde
apoyo personal y espiritual (a veces, hasta económico). Muchas veces
estas pacientes dejan avanzar el problema y llegan a pensar en el suicidio, o
dejan de hacerse sus controles prenatales o hacen maniobras abortivas. Toman el
camino más fácil y a veces, este resulta ser el menos apropiado.
Es importante que la
familia apoye a una madre soltera con el fin de prevenir la ansiedad y la
depresión en las embarazadas; nunca rechazar al bebé ni ocultar el embarazo con
una faja, esto trae problemas físicos y sicológicos en el bebé.
FELIZ DIA DE LA MADRE