El tiempo es la verdadera tasa de cambio no porque todo cada vez sea más rápido sino simplemente porque necesitamos las cosas cuando las necesitamos.
El tiempo es la verdadera tasa de cambio no porque todo cada vez sea más rápido sino simplemente porque necesitamos las cosas cuando las necesitamos.
Hace un par de meses en los medios colombianos, y hace unos seis aproximadamente en los medios mundiales, se viene hablando de un medio de pago y de inversión que está revolucionando y haciendo el ruido pertinente en las balanzas comerciales y de los medios transaccionales de todos los países, principalmente en Estados Unidos, Australia y la mayoría de países Europeos, incluyendo a Rusia. Este medio de pago, que son las monedas virtuales como bitcoin, están causando un beneficio a las necesidades de los consumidores reduciendo el costo de sus operaciones, pero a la vez perjudican a muchos otros como el mismo sistema financiero, pues éste medio de pago no necesariamente requiere de una cuenta de depósito ni de ahorros ni ningún instrumento financiero que lo respalde. Solo requiere tener una cuenta en algún sitio con algún interés en particular de ese usuario y ya.
Pero la discusión de este medio de pago va mucho más allá de lo que pueda suceder a nivel del sistema monetario internacional, va mucho más allá de la discusión entre su legalidad, la verdadera discusión es que se está gestando un sistema natural de intercambio comercial y de medios de pago que no tiene precedentes.
Llegué a este tema porque hace una semana escuché una publicidad de Cencosud donde anuncian el sistema de puntos por compras, y donde claramente evidencia que cada punto equivale a un peso colombiano y la sola mención de este hecho, evidencia que ese punto es una moneda porque: i. Es un medio de cambio y de pago ii. Es una unidad de medida y iii. Es un depósito de valor. En otras palabras puedo conservarlos, puedo comprar cosas con ellos y puedo transferirlos a otra persona.
Abriendo entonces un poco el espectro más allá de este minúsculo ejemplo, me encuentro con que hoy diversos sectores han aprendido a dimensionar tan perfectamente que lo que necesitan es capturar el tiempo de sus usuarios y generar necesidades dentro de ese mismo tiempo y dentro del mismo uso de sus productos y servicios, haciendo que sus clientes o usuarios sean más “fieles” y destinen más tiempo a hacer uso de ellos mismos.
Fíjense en la mayoría de programas, redes sociales, etc., siempre vamos ganando puntos con su uso, y resulta decepcionante pensar que se pueden perder, pues a eso de le dedicó tiempo o los grandes aficionados a los juegos de Rol y a los juegos deportivos donde pueden acumular dinero virtual e intercambiarlo con otros usuarios en todo el mundo. ¿Qué están entregando en ese espacio de tiempo? Todas las horas que dedicaron a acumular esas monedas y ese tiempo vale oro, porque para tenerlo disponible tuvieron que haber realizado otra actividad que les permitiera satisfacer otras necesidades básicas como para alimentarse o vestirse.
La verdad es que hoy en día el número de monedas que existen en el mundo supera en una gran proporción el número de tipos de cambio que existen o de naciones independientes. Existen tantas monedas como marcas de tarjetas de fidelidad, redes sociales, acciones de compañías, bonos, juegos virtuales y necesidades conjuntas de nosotros los seres humanos.
Este escenario nos pone de momento, y muy pronto, en un punto de inflexión bastante crítico del comercio mundial y de política monetaria internacional, que nos obliga a definir un tipo de posición al respecto y quizás a ser exageradamente restrictivos para que estos medios de pago que crecen cada vez con más fuerza, propicien algún tipo de inestabilidad en la dinámica de las monedas o quizás ser mucho más flexibles y adaptarse a las nuevas condiciones que nos está proponiendo el consumidor bajo las reglas de sus necesidades inmediatas.
Hace un par de meses en los medios colombianos, y hace unos seis aproximadamente en los medios mundiales, se viene hablando de un medio de pago y de inversión que está revolucionando y haciendo el ruido pertinente en las balanzas comerciales y de los medios transaccionales de todos los países, principalmente en Estados Unidos, Australia y la mayoría de países Europeos, incluyendo a Rusia. Este medio de pago, que son las monedas virtuales como bitcoin, están causando un beneficio a las necesidades de los consumidores reduciendo el costo de sus operaciones, pero a la vez perjudican a muchos otros como el mismo sistema financiero, pues éste medio de pago no necesariamente requiere de una cuenta de depósito ni de ahorros ni ningún instrumento financiero que lo respalde. Solo requiere tener una cuenta en algún sitio con algún interés en particular de ese usuario y ya.
Llegué a este tema porque hace una semana escuché una publicidad de Cencosud donde anuncian el sistema de puntos por compras, y donde claramente evidencia que cada punto equivale a un peso colombiano y la sola mención de este hecho, evidencia que ese punto es una moneda porque: i. Es un medio de cambio y de pago ii. Es una unidad de medida y iii. Es un depósito de valor. En otras palabras puedo conservarlos, puedo comprar cosas con ellos y puedo transferirlos a otra persona.
Abriendo entonces un poco el espectro más allá de este minúsculo ejemplo, me encuentro con que hoy diversos sectores han aprendido a dimensionar tan perfectamente que lo que necesitan es capturar el tiempo de sus usuarios y generar necesidades dentro de ese mismo tiempo y dentro del mismo uso de sus productos y servicios, haciendo que sus clientes o usuarios sean más “fieles” y destinen más tiempo a hacer uso de ellos mismos.
Fíjense en la mayoría de programas, redes sociales, etc., siempre vamos ganando puntos con su uso, y resulta decepcionante pensar que se pueden perder, pues a eso de le dedicó tiempo o los grandes aficionados a los juegos de Rol y a los juegos deportivos donde pueden acumular dinero virtual e intercambiarlo con otros usuarios en todo el mundo. ¿Qué están entregando en ese espacio de tiempo? Todas las horas que dedicaron a acumular esas monedas y ese tiempo vale oro, porque para tenerlo disponible tuvieron que haber realizado otra actividad que les permitiera satisfacer otras necesidades básicas como para alimentarse o vestirse.
La verdad es que hoy en día el número de monedas que existen en el mundo supera en una gran proporción el número de tipos de cambio que existen o de naciones independientes. Existen tantas monedas como marcas de tarjetas de fidelidad, redes sociales, acciones de compañías, bonos, juegos virtuales y necesidades conjuntas de nosotros los seres humanos.
Este escenario nos pone de momento, y muy pronto, en un punto de inflexión bastante crítico del comercio mundial y de política monetaria internacional, que nos obliga a definir un tipo de posición al respecto y quizás a ser exageradamente restrictivos para que estos medios de pago que crecen cada vez con más fuerza, propicien algún tipo de inestabilidad en la dinámica de las monedas o quizás ser mucho más flexibles y adaptarse a las nuevas condiciones que nos está proponiendo el consumidor bajo las reglas de sus necesidades inmediatas.