MUJERES QUE MALTRATAN A SUS ESPOSOS

Mucho se habla sobre la violencia doméstica. Las mujeres, poco a poco, aprendieron a denunciar malos tratos por parte de sus maridos. Pero el fenómeno tiene otra cara: a veces las víctimas son ellos. 

El problema no es nuevo. Pero, según los especialistas en violencia familiar, en los últimos tiempos se hizo más visible. Por una parte, los casos parecen ir en aumento de la mano de los cambios culturales y sociales que modificaron la estructura tradicional de roles masculinos y femeninos. Por otra parte, hay hombres que empiezan a perder la vergüenza de expresar sus sentimientos y debilidades.  Incluso algunos empiezan a animarse a buscar ayuda cuando se sienten superados por las agresiones físicas o psicológicas de sus esposas.


Las mujeres que abusan de su posición para ejercer un verdadero maltrato a sus parejas, son más de lo que imaginamos.  Las causas son varias: "Hoy en día la mujer tiene un nuevo rol. No se ocupa sólo de la casa, entonces adquiere un poder que la lleva en algunos casos a descalificar a su esposo, sobre todo si él pierde el empleo".

Las parejas de estas mujeres suelen entrar en el juego de un chantaje emocional por el cual soportan golpes, insultos, denigraciones, chantaje con los hijos, manipulaciones económicas entre otras tantas miles de formas de maltrato, incluyendo la hostilidad sexual con el retiro de la intimidad.

Cuando los esposos son golpeados, arañados y hasta mordidos, difícilmente hacen la denuncia pues temen ser objeto de burla de los policías o de otros hombres, debido a que consideran esta escena como ridícula.  Ellos no sólo silenciarán la manipulación a la que están siendo sometidos, sino que alardearán ante sus amigos de tener siempre la última palabra, aunque ésta sea: «sí, cariño».  También aparentarán tener la pareja perfecta; muchas veces se esmeran en poner de relieve las cualidades y las artes (amatorias, culinarias o negociadoras) de ella y no harán ni el más leve comentario de lo que realmente pasa aunque para los cercanos el tema sea demasiado claro.

Y poco a poco, el esposo irá perdiendo la dignidad y se alejará de todos los suyos, ya sean amigos o familiares para no tener que leer en sus rostros su propia vergüenza. Pero seguirá con ella, pues se han desarrollado lesiones en su autoestima y le resulta imposible salir de esa relación, permitiéndole que lo siga utilizando, humillando, manipulando.  Estos hombres son incapaces  de verse con otros ojos que no sean los de ella y están atrapados en la rabia y el dolor. También lo están en un amor enfermo que los sigue sometiendo al abuso de su mujer.
 
Es importante señalar que otra modalidad de maltrato al hombre no es solo la física sino la que ejercen con la manipulación de los hijos, llevándoselos de la casa, o impidiendo que los vean.  Y es que a la “madre” se le permite casi todo en nuestra sociedad y no nos damos cuenta que detrás de esa posición de “madre – esposa” puede haber un personaje siniestro capaz de destruir a su esposo y a sus propios hijos.  
 
Esta posición de poder, mal interpretado y apoyado en una estructura patológica de personalidad, se ve reforzada por la independencia femenina que permite tener poder dentro de la sociedad.  Esta mujer en el fondo está convencida que puede ridiculizar y subestimar al hombre.
 
Los estereotipos rígidos del varón con lo que se espera de él como “macho” o el temor a las burlas hacen que trate de esconder el problema.  En ese “esquema social” de proveedor, jefe de familia y protector, una denuncia de agresión significaría trastocar los roles establecidos, donde se supone que el varón es el que “lleva los pantalones” y en el último de los casos, el que maltrata es él.  Para muchos es inadmisible reconocer ante sí mismo y ante los demás la caída de su superioridad. No denuncian porque el maltrato de sus esposas es un duro golpe a su autoestima.  
 
Hay sentimientos comunes en el hombre maltratado: soledad, sufrimiento, vergüenza, pobre autoestima, culpa, inhibición, propensión a la humillación o temor a tomar una decisión.  La soledad que sienten es el denominador común. Callan, sufren en silencio pues no hablan sobre su situación ni con el familiar más cercano ni el amigo de confianza. Su respuesta ante la violencia es quedarse callado y aceptar el hecho con resignación o huir momentáneamente de la situación. 
 
No es frecuente que un hombre exprese sus sentimientos y debilidades y le diga a alguien que está siendo maltratado. “No está bien” ver a los hombres lloriqueando o quejándose. Se le ha educado para que reprima sus emociones y se comporte como “todo un hombrecito” desde pequeño.  Debe ser capaz entonces, de soportar y controlar el maltrato si es que se reconoce, pues no existe creencia de que la mujer violenta pudiera entrañar peligros potenciales, a pesar de los casos que se reseñan en la prensa mundial. 
 
Algunos hombres piensan que el maltrato emocional y psicológico no es violencia. La violencia emocional o psicológica es tanta o más dañina que la violencia física o sexual. Una de las características más resaltante de la violencia o abuso emocional es la sugestión o el “lavado de cerebro” de la víctima.  Al igual que las mujeres maltratadas, ellos caen en una relación de la que no salen por muchas razones. No es que sean masoquistas. Es que se dan circunstancias emocionales que, si no buscan ayuda no pueden salir. Un ejemplo típico es la mujer que amedrenta al hombre con no dejarle ver a los hijos, que los esconde o les arruina las visitas. El maltrato muchas veces viene acompañado de chantaje y  amenazas. 
 


A diferencia de la violencia contra la mujer, la violencia contra el hombre no es tan prolongada ni extrema. A pesar de que en ocasiones la mujer puede ejercer algún tipo de violencia física, el hombre no siente peligro de daño físico ni temor por su propia seguridad. Tiene además, independencia social y económica, que lo hace pensar en que puede encontrar algún tipo de solución.  El maltrato más común que sufren los hombres es psicológico y sutil, basado en la humillación y la manipulación y el económico, a través del engaño, el chantaje, el robo, o el endeudarse para que él pague las cuentas, etc. 
 
Las víctimas de violencia psicológica pueden mostrar ansiedad y desasosiego permanente, depresión y descontrol emocional, deterioro de la autoestima, dificultades para establecer relaciones interpersonales duraderas, disminución de sus posibilidades intelectuales y de su capacidad de trabajo e incapacidad para asumir los cambios de vida de manera apropiada, o pérdida de deseos e interés. Y esto es igual en hombres y mujeres. 



FELIZ DIA DE LA MUJER

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