En los albores del Siglo XXI, los Tres
Reyes Magos quisieron darle un regalo muy especial a la humanidad:
Baltasar le otorgó la libertad, una
igualdad que aún hasta nuestros días no es una realidad; la ofrendó para que
los seres humanos comprendieran al fin, que el color de la piel no hace ninguna
diferencia, que la verdad está en el espíritu humano, el cual no se distingue
por tinte alguno, siendo el don de la libertad un derecho que hasta Dios
respeta.
Melchor le otorgó la justicia, pues la
ambición del ser humano ha sido tan mezquina, que sin importar la sangre
derramada ha invadido, asesinado y violado, para apoderarse de lo que por
derecho natural a otros pertenece; y la paz, una de las mayores aspiraciones de
muchos pueblos, que padecen la codicia y la tiranía de unos cuantos seres
virulentos que han pisoteado los derechos humanos y la verdad.
Gaspar le quiso entregar a la humanidad
la virtud de la fraternidad; un mundo sin divisiones y sin fronteras, sin
estructuras jurídicas y sólo unido por el amor, por ese sentimiento de
solidaridad de quien le duele la pobreza y la miseria de sus semejantes, de
quien no tolera el llanto de un niño abandonado, la soledad de un inválido o el
olvido de un anciano; un mundo para compartir, no importando la nacionalidad,
raza o color.
Los Tres Reyes Magos discutieron sobre
la forma de hacer llegar esos presentes a todos los seres humanos, quienes a
pesar de haber sufrido guerras, hecatombes y desastres, aún no han comprendido
los valores universales que deben regir a la humanidad. Finalmente decidieron
colocar estos regalos en una estrella en el firmamento, que con su
luminosidad guiara a los idealistas de nuestro tiempo, para seguir el camino
del amor y de la bondad, y pidieron a Dios que tocara el corazón de los
soñadores: hombres y mujeres, paladines comprometidos con su misión histórica
para forjar la paz de un mundo mejor y ser el origen de una nueva generación.
La generación de los seres que luchan por su naturaleza y la esencia
del amor.
AÑO NUEVO, CUADERNO NUEVO
Dios puso en mis manos un cuaderno
en blanco, con tapas muy duras para conservarlo mejor. Sus
hojas ¡tan limpias! no están aún escritas, con renglones
trazados por el Divino Creador. El cuaderno es mi historia, la
hoja es mi vida, el renglón mi futuro, ¡qué
inspiración!. Debo ser muy prudente, cuidaré mis
trazos, no quiero borrones, ¡guía mis pasos amado Señor!.
Pensé que era fácil cambiar de
cuaderno, como cuando era niña, ¡qué sensación! Ilustrar
su portada, con colores vistosos, que se destaque el empeño, que
puse en mi creación. Pero este cuaderno de connotación ¡tan
distinta! servirá diariamente para mi reflexión. Pesarán sobre
mí, equivocaciones, errores seré, sola el artífice que me
infiera el dolor.
Un joven me pide que le abra las
puertas, mientras a un anciano las espaldas le doy. Expectante
salgo ya a recibirlo, vistiéndome de gala para impresionarlo
mejor. ¡Bienvenido seas año 2016! rige mi destino, bajo la mirada de
Dios.
FELIZ AÑO 2016