Windows Phone ha muerto, ¿qué falló?

El sistema operativo para móviles de Microsoft está cerca de desaparecer.

Windows Phone solo cuenta con el 0,7 por ciento del mercado.
Windows Phone solo cuenta con el 0,7 por ciento del mercado.

El sino fatal de Microsoft con su división de móviles se remonta a las desafortunadas declaraciones de Steve Ballmer en abril del 2007. El otrora presidente del coloso del software descartó el éxito del iPhone en el mercado y, con ello, demostró su falta de visión en un segmento en gestación.

Ballmer se pronunció en una entrevista concedida al medio 'USA Today': “No hay ninguna probabilidad de que el iPhone logre un porcentaje significativo del mercado...¡no hay ninguna probabilidad! Es un aparato que cuesta 500 dólares. Puede que logren mucho dinero, pero van a tener el 2 o el 3 por ciento del mercado”, bramó. Lanzó el pronóstico con un dejo burlesco en su voz.


La reacción de Ballmer contrastó con la de sus rivales. Cuando los empleados de Google advirtieron las virtudes del iPhone, retornaron a sus mesas de trabajo para volver a plantear los lineamientos de su visión con respecto a los teléfonos inteligentes. En el libro ‘Cómo Apple y Google entraron en guerra e iniciaron una revolución’, Fred Vogelstein ilustra la reacción visceral del ingeniero Chris DeSalvo: “Como consumidor, estaba alucinado. Quería uno ya mismo. Pero como ingeniero de Google pensé: ‘Vamos a tener que volver a empezar’”.

Para el equipo de Google, el iPhone fue como un golpe en el estómago. “El iPhone nos hizo ver anticuados, como de los noventa”, recalcó DeSalvo.

Quien oficiara como director de Android en ese entonces, Andy Rubin, se encontraba en Las Vegas, Nevada (EE. UU.), cuando se presentó el iPhone. Asistía a la Feria de Electrónica de Consumo (CES por sus siglas en inglés). Cuando iba camino a una reunión, se enteró de lo que estaba presentando Steve Jobs. Su asombro fue tal que ordenó a su conductor que se detuviera porque quería terminar de ver la transmisión del evento. Al concluir, no dudó en exclamar: “Pu** mierda, supongo que ya no vamos a despachar ese teléfono”.

Rubir se refería a un modelo en desarrollo, bautizado como Sooner. Ese dispositivo equipaba un avanzado sistema operativo capaz de correr varias aplicaciones al tiempo, con numerosos servicios como un navegador web y mapas. Sin embargo, era poco agraciado, como un BlackBerry, con teclado físico, y su pantalla no era táctil.

El prototipo de teléfono inteligente de Google, Sooner. 


Esto conllevó a que el equipo de Android replanteara sus objetivos. Se enfocaron en un teléfono con pantalla táctil y en descubrir las falencias del iPhone para concebir un producto mejor.

El 2007 marcó un punto de inflexión en el mercado de dispositivos móviles. Era un territorio árido, sin reglas de juego definidas. No existían estándares y desarrollar ‘software’ para un segmento en ciernes implicaba, casi sin excepción, una pérdida de dinero inexorable, al menos en el corto plazo. Existía un sistema operativo casi por cada equipo disponible en el mercado. Se habían gestado diferentes versiones de Symbian, y estas eran incompatibles entre sí. Se escribían líneas de código diferentes cada vez. "Era una tortura", expresaría Larry Page, cofundador de Google, en 2012 durante una conferencia.

Por ende, quien lograse establecer las reglas de juego, partiría con ventaja. Quien fallase en adaptarse a aquel escenario en constante evolución, corría el riesgo de perder relevancia. Quien careciese de visión, vería tambalear las bases de su imperio. La celeridad de los cambios en el universo tecnológico impone respuestas inmediatas, asunción de riesgos. De hecho, Apple había apostado gran parte de su capital en el incierto éxito de su teléfono inteligente.

En una discusión del portal Quora, el exdesarrollador de Windows Balaji Viswanathan explicó que los teléfonos inteligentes no se volvieron prioridad para Microsoft en mucho tiempo. Mientras el iPhone se convertía en la prelación de Apple, para Microsoft solo era una división más. “La atención se encontraba dispersa en diversas áreas: Windows, Office, servidores...”, cuenta.

Microsoft no podía competir contra una compañía cuya prioridad era un teléfono. Tampoco contó con suerte cuando se enfrentó con Google. El gigante de las búsquedas es un líder del código abierto y construyó una serie de servicios ante los cuales la firma de Redmond no pudo plantar cara. “Competir en teléfonos es una locura para Microsoft cuando su verdadera fortaleza radica en el ámbito empresarial”, rememora Viswanathan.

Pocos discuten la calidad del sistema operativo o de sus aplicaciones. El causal central del fracaso es atribuido, por los analistas, al lanzamiento tardío de Windows Phone. Dennis Yu, experto en tecnología que trabaja de cerca con Facebook, así lo explicó a Tecnósfera: “Entraron al negocio de los teléfonos tarde. Comprar a Nokia no fue suficiente. No tenían una base de desarrolladores, ni la demanda ni las sinergias necesarias con el resto de la plataforma de Microsoft”.

"Para cuando Windows Phone se volvió creíble, el mercado ya había elegido su plataforma preferida. Los consumidores solo habrían cambiado si Windows Phone hubiese sido mucho mejor, diez veces mejor que los demás. Y eso simplemente no va a pasar. Ser tan bueno como los otros no es suficiente", manifestó el desarrollador Glyn Williams.

En julio del 2015, Satya Nadella, actual presidente de Microsoft, envió una carta admitiendo que era hora de reestructurar el negocio de la empresa en el campo de los móviles. 

La compañía asumió un cargo por deterioro por cerca de 7.600 millones de dólares asociados a la adquisición de Nokia Mobile. A ello se endosó un cargo por reestructuración por cerca de 850 millones de dólares. En otras palabras, botaron a la caneca más de 8.000 millones de dólares a causa del fallido experimento que comportó la adquisición del otrora gigante finlandés de los móviles. Ahora se avecina el despido de 1.850 empleados más en lo que constituye el colofón de una historia con trágico devenir.

La tardía aparición de Windows Phone, lanzado a finales de 2010, casi cuatro años después del lanzamiento del iPhone, derivó en una moderada acogida por parte de los desarrolladores de aplicaciones. Ello configuró otro de sus puntos débiles: una tienda de ‘apps’ pequeña. A julio de 2015, disponía de 340.000 aplicaciones. Un guarismo poco favorable en comparación con los 1,6 millones de aplicaciones de Android y los 1,5 millones de iOS.

La participación del mercado de Windows Phone alcanzó su pico en el tercer trimestre de 2013, cuando registró el 3,6 por ciento. Justo el porcentaje que Ballmer auguró, de forma errónea, en 2007 para el iPhone. En la actualidad se ubica en 0,7 por ciento.


La participación de Windows Phone en el mercado / Statista.


La compañía apuesta por Windows 10 Mobile como su carta inmediata para competir. El último Lumia, el 650, cuenta con este sistema operativo cuya premisa es integrarse otros dispositivos, como los computadores y las tabletas. 

Se augura que Microsoft lance una línea de teléfonos Surface en el futuro, pero, por ahora, tal vaticinio no es más que especulación.

¿Qué futuro auguran para Microsoft en los móviles?

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