Forcepoint estudió la forma en que esta generación y nueva fuerza laboral vive y se conecta, sin considerar daños a su privacidad o a la de sus compañías empleadoras.
A través de una encuesta sobre el uso de la tecnología por parte de los integrantes de la generación ‘milleniall’, Forcepoint determinó que hay comportamientos peligrosos entre los participantes, como el uso regular de redes Wi-Fi públicas sin protección, la compartición de contraseñas y que tienen más probabilidades de dejar a un lado la prudencia para lograr una conveniencia digital.
Aunado a ello, la encuesta reveló que muchos no se comportan de forma segura cuando se trata de la tecnología en el lugar de trabajo, pues entre las practicas alarmantes está que muchos millennials utilizan dispositivos personales para trabajar y jugar. Una cuarta parte de ellos descargan archivos de la compañía y aplicaciones de terceros a sus dispositivos personales para aumentar la productividad sin notificarlo al departamento de TI.
Además, entre quienes aseguran entender y usar contraseñas robustas, se descubrió que con frecuencia utilizan esa misma contraseña para varios sistemas y aplicaciones, además que las comparten incluso después de haber experimentado personalmente una brecha.
En su contraparte, los directivos comprenden que la actualidad dicta flexibilidad sobre el lugar de trabajo y acceso a la información desde los dispositivos móviles; pero que nada nuevo se está haciendo específicamente para atender a los millennials desde la perspectiva fundamental de protocolos y control de seguridad.
“Más allá de la seguridad de las aplicaciones y los dispositivos que los empleados traen a las redes empresariales, estas también deben analizar sus motivaciones tomando en cuenta las ganancias de productividad y los riesgos potenciales para la seguridad”, aseguró Ed Hammersla, director de Estrategia y Presidente de la División Federal de Forcepoint.
Actualmente hay actitudes de riesgo en el comportamiento de la gran mayoría de los empleados que a su vez alerta sobre factores de riesgo y políticas de seguridad que se deben anteponer para prevenir fugas de información o ataques.