Cuando se establece una conexión en una red abierta, quedan visibles todos los datos en el dispositivo.
La creciente necesidad de estar conectado todo el tiempo a Internet orilla a muchos usuarios a hacer uso de redes públicas, sin embargo, un estudio reveló que un 60% de ellos está preocupado por espionaje y únicamente un 38% toma precauciones al usar redes Wi-Fi públicas.
Cuando se establece una conexión en una red abierta, quedan visibles todos los datos en el dispositivo, tanto para el administrador de la red como para cualquiera que esté conectado a la misma, lo que propicia que los delincuentes tengan acceso a datos, contraseñas, contactos, conversaciones, fotos, documentos y demás, quienes pueden dar un mal uso, porque no solo lo pueden ver sino también robar.
En otras ocasiones, cualquier usuario mal intencionado tiene el acceso y el canal de comunicación a su alcance para realizar todo tipo de amenazas a través de estas redes, infectando con virus los dispositivos y agrediendo al cibernauta
Asimismo, el ciberdelincuente puede configurar su equipo para ser el intermediario en los canales de comunicación entre quienes se conectan y sus contactos; es decir, puede enviar mensajes, información o archivos con la identidad del usuario.
Por último, muchos buscan hackear una red protegida; sin embargo, no se saben las implicaciones y consecuencias legales que esto pueda traer.
Para evitar todo ello existen precauciones sencillas, como no conectarse a este tipo de redes, mantener los dispositivos actualizados y protegido con algún antimalware y si el usuario elige conectarse a una red abierta, debe evitar compartir información bancaria, correo electrónico, acceso a las redes sociales e información privada.