Es una doble ironÃa. Por un lado, Facebook: una firma que desde una perspectiva amplia puede ser descrita adecuadamente como el medio de comunicación más poderoso del planeta. Cuando nadie dudaba de que está en camino de afianzarse como la principal fuente de noticias para sus más de 1.400 millones de usuarios, la compañÃa de Menlo Park anunció la semana pasada un cambio en el algoritmo de su ‘News Feed’ que (allà comienza la ironÃa) quita importancia a las noticias tradicionales en favor de los acontecimientos de los amigos y parientes más cercanos. En otras palabras, menos elecciones y más gatos asustados con pepinos.
Por el otro, están los medios tradicionales. Decididas a aprovechar la imparable popularidad del invento de Mark Zuckerberg, casas periodÃsticas de todas partes del mundo han hecho de Facebook parte integral de su estrategia para llegar a las audiencias digitales. Por eso han dedicado tiempo y recursos no solo a mantener sus páginas en la red social, sino a adoptar tan rápido como pueden iniciativas como Instant Articles y Live Streaming. EL TIEMPO, por ejemplo, ha sido pionero en Colombia en ambos apartados.
La ironÃa, del lado de los medios, es que el papel de Facebook en materia de tráfico referido venÃa en caÃda libre mucho antes de este cambio. El año pasado, al anuncio de que el alcance orgánico de las marcas en su red tenderÃa a cero se le bautizó como ‘reachaggedon’. Diarios y canales de noticias recibieron exactamente el mismo trato que marcas como Toyota, Verizon, Oreo o McDonald's.
Lo cierto es que, a pesar de lo que diga Mark Zuckerberg acerca de su compromiso con la libre expresión, o de que su red sirva de fuente de noticias para nada menos que el 62 por ciento de los adultos en EE. UU. (según cifras de Pew Research), Facebook no tiene mucho que ganar con las noticias. Ni tiene por qué querer hacerlo. Que sus usuarios estén informados o no de lo que pasa en el mundo no tiene para la red mayor interés comercial.
Pero sus usuarios sà tienen mucho que perder. Episodios como el reciente triunfo del 'brexit' en el Reino Unido o el meteórico ascenso de Donald Trump en la campaña por la nominación republicana a la presidencia de EE. UU. recuerdan la importancia vital de un electorado bien informado. Una cosa es que los votantes británicos opten por salir de la Unión Europea, pero otra es que al dÃa siguiente de las votaciones muchos reconozcan que no entendÃan en realidad lo que estaba en juego.
Por eso es, también, un doble fracaso. Lo es para los medios, que a falta de soluciones propias han cedido gustosos un canal de distribución a una empresa que hoy se aparta de valores que no son los suyos en pos de contenidos más fácilmente viralizables.
Y también es un fracaso para Facebook. Al volver a cambiar a la fuerza su algoritmo la empresa reconoce que no ha logrado adaptar fluidamente su sistema a lo que las audiencias desean y necesitan sin afectar sus finanzas. Sin duda, el de los videos de gatos es el camino rentable. Pero también es el fácil.