La operación diaria de cualquier empresa, en especial las pequeñas y medianas, requiere de un elemento que se convierte en el corazón de sus actividades: un servidor. El procesamiento y almacenamiento de datos, así como la facturación, contabilidad, página web, correo electrónico, bases de datos, inventarios y CRM pasan por estos equipos que, al menos desde su composición, es similar a un computador pues cuenta con CPU, disco duro, RAM y capacidad de procesamiento, con conexión permanente a la red.
Aunque en el mercado existen dos clases de servidores (los físicos y los virtuales), estos se van diferenciando de forma clara al analizar sus pros y contras. Los físicos, dedicados completamente a la operación, tienen capacidades limitadas y además no se adaptan fácilmente para soportar incrementos inesperados de usuarios conectados en simultánea a sus aplicativos. Para su instalación, además, se requieren condiciones especiales de energía y refrigeración sin contar con asumir la responsabilidad de su operación.
Caso distinto a los virtuales. En el caso de las Pyme, se convierte en un agilizador de procesos, pues cada herramienta tecnológica se toma de la Nube, lo que termina facilitando el acceso y desempeño que se requiere sin la necesidad de invertir en infraestructura física, tal como hacen todavía algunas empresas en Colombia al creer que su presencia genera más control sobre estos o considerando fundamental su visibilidad para la compañía.
Según explica Isam Hauchar, director corporativo del segmento de Empresas y Negocios de Claro, anteriormente una empresa que necesitaba poner en funcionamiento, por ejemplo, un portal, “debía en principio comprar un servidor. Esto ya implicaba inversiones, desgaste, tiempos y riesgos. Si se adquiría uno pequeño, que no alcanzase para cubrir las necesidades, y si era uno grande, se gastaba dinero adicional y se terminaba teniendo una capacidad que seguramente nunca se usaría”.
La ventaja de los servidores virtuales, asegura Hauchar, radica en que permite elegir, de forma instantánea y sencilla “las opciones de procesador, disco duro, memoria y sistema operativo acordes con los objetivos del negocio y modificarlos en la medida de las necesidades”.
Por ello, afirma el directivo de Claro, es fundamental -además de apostarle a esta clase de herramientas en los segmentos de pequeñas y medianas empresas- perderle el miedo a su implementación. Hoy en día es más simple acceder a ellas y las compañías proveedoras de servicios TIC están en una labor constante de acompañamiento en este proceso.