Quiero que te plantees ahora mismo esta pregunta, ¿recuerdas si alguna vez que has entrado en un Starbucks y te han preguntado el nombre a la hora de hacer tu pedido, cuando has recogido el pedido estaba mal escrito tu nombre? Vamos a hablar de marketing emocional.
Grábate esto a fuego, lo que realmente marca la diferencia en el éxito masivo y viral de una acción de marketing son las emociones. Siempre hablamos de que debemos jugar con las emociones, hacer sentir a los usuarios algo determinado, pero quiero que reflexiones por unos segundos ¿ cuando diseñas una campaña de marketing digital en la mayoría de los casos realmente piensas en qué emoción quieres hacer sentir al usuario?. Este deberíamos hacerlo siempre que planificamos cualquier campaña de marketing, ya que vivimos en un mundo sometido a miles de impactos diarios por distintos canales tanto digitales como no digitales, y de hecho probablemente la mayoría a los que están expuestos durante tu día a día no los recuerdes, y probablemente los que recuerdes es porque han generado en ti algún tipo de emoción determinada. Estas emociones no siempre tienen porqué ser buenas, quiero decir, a veces puedes jugar con generar ciertos sentimientos como pueden ser tristeza, rabia, envidia, para activar en los usuarios de terminar la acción que quieres que consigan.
Y de esto justamente te quiero hablar hoy, y de la supuesta estrategia que Starbucks utiliza. Si te digo la verdad no sé si es cierto o no es cierto pero no es la primera vez que escucho a alguien hablando sobre ello, además a mi me pasó un caso curioso. Aquí la estrategia que Starbucks utiliza supuestamente es escribir tu nombre de una manera incorrecta para generar cierto sentimiento en ti y con ello un recuerdo de marca.
Y en base a esto quiero contarte una historia que me pasó en primera persona. Mi nombre es Juan y en países anglosajones la pronunciación de la J les resulta muy complicada, en la mayoría de los casos al pronunciar mi nombre la omitían como si de una H muda se tratase, sonando mi nombre como one, de hecho algo muy común que me pasaba en la oficina cuando estaba trabajando con la empresa en la que estuve en Canadá de consultor digital, es que constantemente tenía la sensación de oír mi nombre, porque el número 1 es one y mi nombre lo pronunciaban prácticamente igual.
Por esto me llamó especialmente la atención un día que entro en un Starbucks, pido una bebida, me pregunta mi nombre, les digo Juan, y cuando recojo la bebida me encuentro con que mi nombre lo habían escrito con Q, tal y como puedes ver en esta imagen que es una foto real que hice en ese mismo momento.
Cuando lo vi, me plantee si realmente la persona que me atendió se equivocó al escribir mi nombre o lo hizo aposta, ya que sustituir con una Q me pareció algo más propio de ser realizado a propósito que de un mal entendimiento, y fue cuando empecé a ver distintas personas hablando de la estrategia de Starbucks de escribir mal los nombres.
Tengo que deciros que a partir de ese momento cuando iba a un Starbucks en Canadá o cualquier otro tipo de establecimiento donde me pedían el nombre para apuntarlo, lo cambié a su homólogo en inglés John, y la verdad que nunca volvieron a escribirlo mal.