TikTok y otras 18 empresas tendrán que someterse a la legislación.
El principio de la nueva ley es que lo que es ilegal en la vida real lo sea también en internet.
Son 19 las empresas de internet, desde redes sociales como TikTok, X y Facebook, hasta plataformas como Google, pasando por Wikipedia y Amazon, las que, a partir de los próximos meses, la Unión Europea (UE) pretende meter en cintura, con una ambiciosa ley de regulación, el Digital Services Act (DSA), aprobada por el Parlamento de la UE el año pasado y que acaba de entrar en vigor.
Se trata del mayor esfuerzo de vigilancia, control y sanción que los gobiernos han hecho hasta ahora para controlar el lenguaje de odio, la apología del terrorismo, la pedopornografía, la propagación de falsas noticias, la manipulación de los usuarios menores de edad y el acoso, en especial en los colegios.
También busca frenar el abusivo perfilamiento de los consumidores de internet, para aprovecharse de sus usos y preferencias, y gobernar sus ideas y sus compras, así como para venderles bienes y servicios defectuosos o incluso dañinos para su salud.
AliExpress, Amazon Store, AppStore, Booking, Facebook, Google Play, Google Maps, Google Search, Google Shopping, Instagram, LinkedIn, Microsoft Bing, Pinterest, Snapchat, TikTok, Wikipedia, X –antigua Twitter–, YouTube y Zalando son los gigantes que, con más de 45 millones de usuarios frecuentes en los países de la Unión Europea, serán sometidos a la nueva legislación.
“Se trata de un robusto arsenal que busca convertir a internet en un espacio más seguro para los usuarios y la sociedad, y más responsable y transparente en lo referente a sus contenidos y a la información que acumula y procesa sobre los consumidores”, le dijo a EL TIEMPO uno de los abogados que trabajaron en la redacción de la ley.
La ley aplicará para plataformas como Google, pasando por Wikipedia y Amazon.
Como bien lo señaló el editorialista del diario francés Le Monde el año pasado, cuando el Parlamento europeo alcanzó un acuerdo multipartidista sobre el texto de la ley, “el postulado es que todo lo que está prohibido en la vida real lo esté también en internet”.
El DSA desarrolla muchos de los principios de la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, que los estados miembro de la Unesco aprobaron en su asamblea general en noviembre de 2021, y de los cuales Colombia se convirtió ese año en early adopter.
Las reglas que regirán ahora para las redes sociales
En uno de sus desarrollos tecnológicos y de inteligencia artificial más avanzados, las plataformas crearon algoritmos para decidir qué contenidos le muestran a cada usuario, en virtud del perfil de preferencias ideológicas, culturales y de consumo que hayan hecho de él por ese mecanismo.
El DSA impone a las plataformas la obligación de develar a los expertos de la Unión Europea, y a los investigadores que así lo demanden por un mecanismo legal, el funcionamiento de esos algoritmos. La obligación se extiende a aplicar las recomendaciones que surjan de estas indagaciones, y que la UE asuma como propias.
Los expertos consideran que el uso de esos algoritmos tiene el efecto perverso de encerrar al usuario en las llamadas “burbujas de filtro”, donde suele recibir el contenido que política y culturalmente se adecúa más a lo que piensa, matando cualquier posibilidad de conocer opiniones distintas y con ello se debilita la tolerancia hacia las ideas que dicho usuario no necesariamente comparte.
Los algoritmos deciden qué contenidos le muestran a cada usuario, en virtud del perfil de preferencias ideológicas, culturales y de consumo.
Las burbujas de filtro crean en la red comunidades de personas que piensan muy parecido, donde muchos terminan creyendo, de tanto ver cómo se repiten los mismos argumentos por parte de miles de personas, que esas son las únicas ideas válidas y que, en consecuencia, es igualmente válido defenderlas de manera agresiva, así como atacar a quienes no las comparten.
Esto favorece la polarización, la radicalización y el lenguaje de odio. Un ejemplo clásico de burbuja de filtro con terribles consecuencias fue la comunidad de internautas convocados por el trumpismo más radical para manifestarse y, finalmente, asaltar el Capitolio en Washington, en enero de 2021.
La ley establece que esos algoritmos dejen de ser la regla. Los usuarios podrán optar por rechazar su uso, de modo que los contenidos que reciban sean aquellos de los que son seguidores en las redes, o los que resulten de sus búsquedas en Google y demás motores con base exclusivamente en las palabras que introduzcan al iniciar la indagación, sin que el resultado termine influenciado por el perfil que la inteligencia artificial haya hecho de cada uno.
Los resultados de la búsqueda se basarán únicamente en las palabras que escriban, no se personalizarán en función de la actividad
Los responsables de las redes de Meta (Facebook e Instagram) se han mostrado como los mayores colaboradores de la puesta en marcha del DSA. Frente al tema de las burbujas de filtro, se han comprometido a facilitar al usuario la opción de desconexión de esos mecanismos de recomendación algorítmica, de modo que la privacidad del usuario se preserve en términos reales, y que se reduzca el riesgo para él de quedar encerrado en una burbuja de filtro.
“Los resultados de la búsqueda se basarán únicamente en las palabras que escriban, no se personalizarán en función de la actividad e intereses anteriores del usuario”, aseguró hace pocas semanas en su blog Nick Clegg, presidente de asuntos globales de Meta.
Un segundo frente que complementa el anterior es la exigencia a las plataformas de eliminar todo contenido que incite a la violencia, al terrorismo, que alimente sentimientos y lenguajes de odio racial, cultural, político o de género, así como las cadenas de desinformación que incluyan propaganda violenta.
Es un tema más complejo, porque la definición de esas categorías está lejos de ser una ciencia exacta. Sin embargo, los grupos de expertos que la UE ha reunido perseguirán los casos extremos, aquellos que no ofrezcan duda de su incitación al odio y la violencia.
La ley le exige a las plataformas eliminar todo contenido que incite a la violencia.
Una norma para proteger a los menores
Las plataformas deberán establecer mecanismos efectivos, tanto preventivos como correctivos, para hacer desaparecer los contenidos de pedopornografía, e incluso denunciar a sus promotores.
En el caso de los menores de edad, las plataformas tendrán que abstenerse, de ahora en adelante, de usar la microsegmentación y la microrientación publicitaria, el mecanismo algorítmico que induce al consumo de determinados bienes y servicios con base en el perfil que las redes, motores de búsqueda y plataformas de e-commerce hayan hecho del menor.
Según expertos, un niño no ha logrado formar de manera suficiente su criterio para protegerse de esta encerrona comercial, y por eso debe existir esta protección especial.
Google y TikTok anunciaron la semana pasada, en momentos en que la ley –que tendrá una implementación gradual de aquí a enero– comenzaba a entrar en vigor, que suspendían desde ahora el uso de esos procedimientos con los usuarios menores de 17 años.
La ley establece protecciones a los menores de edad.
“Hasta ahora, había pocos mecanismos que protegiesen a los menores de edad en línea, y este es un primer paso importante”, consideró la eurodiputada Alexandra Geese, alemana del grupo de ecologistas y verdes, e impulsora del DSA.
Para evitar estas prácticas, así como los contenidos pedopornográficos y muchas otras malas prácticas en las redes, el DSA establece que las plataformas faciliten mucho más la denuncia de aquellas publicaciones que la nueva ley busca combatir.
En el campo preventivo, las normas aprobadas establecen que, de manera periódica, las autoridades de la UE realicen test de estrés en las diferentes plataformas para saber, gracias a una exhaustiva revisión tecnológica de sus algoritmos, de sus mecanismos de control y de sus contenidos, si son lo suficientemente robustas para controlar las prácticas que la ley quiere erradicar.
Las sanciones económicas que habrá
El principal garrote de la ley son las sanciones económicas: las empresas de internet incluidas en esta legislación que incumplan las normas se exponen a una multa que puede llegar a equivaler al 6 por ciento de su facturación global, una cifra que implica miles de millones de dólares.
No todas las compañías se han mostrado tan colaboradoras como Meta o, en menor grado, Google. En el caso de Amazon, sus abogados instauraron recursos ante la justicia europea porque consideran que la compañía no debió haber sido incluida en la lista.
“Podemos esperar que las plataformas luchen con uñas y dientes para defender sus prácticas (…). Especialmente, cuando las nuevas normas de cumplimiento invaden sus principales modelos de negocio”, aseguró hace pocos días a Reuters Kingsley Hayes, experto en datos y privacidad del bufete de abogados Keller Postman.
Se exponen a una multa que puede llegar a equivaler al 6 por ciento de su facturación global
La realidad es que, incluso en el caso de las compañías que han expresado su deseo de cooperar, es sabido que sus asesores legales se preparan para una larga batalla legal, en especial si su modelo de negocios, que tiene mucho que ver con el uso comercial de sus algoritmos, llega a verse afectado.
Los conocedores aseguran que Elon Musk, dueño de X y conocido por sus ideas libertarias en materia del uso de redes y plataformas, ya prepara una contraofensiva.
El cambio en el popular logo de Twitter, de un pájaro a una X.
Aun así, la realidad es que la UE dio un paso trascendental que, de tener éxito, sin duda será imitado en otras latitudes. En EE. UU., la puesta en marcha del DSA es seguida con mucho interés.
Hace algunas semanas, el expresidente Barack Obama hizo un llamado para que el mundo se inspire en lo ocurrido en Europa y ponga en cintura a las grandes plataformas, acusadas –según Obama– de haber “amplificado los peores instintos de la humanidad”.
A su vez, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, derrotada en 2016 por Donald Trump en una campaña en la que la guerra sucia en las redes la perjudicó, alentó a Europa –en declaraciones citadas por Le Monde– a avanzar en la aplicación del DSA “para fortalecer la democracia mundial antes de que sea demasiado tarde”.
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