Data Centers: Los colosos digitales que devoran energía y cómo transformarlos con eficiencia



En un mundo donde cada archivo, cada videollamada y cada modelo de inteligencia artificial depende de estructuras físicas gigantescas, los centros de datos se han convertido en una energía voraz que muchas empresas subestiman. Si usted dirige una organización en Colombia o en cualquier país de Latinoamérica, quizá no tenga claro que esos racks brillantes que parecen tan distantes están, en realidad, generando costos crecientes, impactos ambientales y retos normativos que afectan su competitividad. Esta realidad invita a preguntarse: ¿cómo responder frente a una demanda tan acelerada de energía sin perder funcionalidad, cumplimiento o visión de futuro? 

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Durante más de treinta años he acompañado a empresas de diversos tamaños en Colombia y América Latina en la ruta de la transformación digital, enfrentando tanto los sueños como las resistencias que implica incorporar tecnología. Hoy, frente al fenómeno de los grandes centros de datos —esas instalaciones a menudo ubicadas lejos de los departamentos centrales de las empresas— vemos un doble desafío: por un lado, una oportunidad feroz para habilitar servicios inteligentes; por otro, un consumo energético y una complejidad técnica que no se pueden ignorar. Si no se aborda con estrategia, ese “coloso digital” que promete poder, agilidad y escala puede convertirse en un lastre operativo, un foco de riesgo normativo, una presión sobre la sostenibilidad de la empresa.

La fuente más reciente del International Energy Agency (IEA) estima que el consumo eléctrico de los centros de datos se duplicará para el año 2030, hasta alcanzar aproximadamente 945 TWh a nivel global.  En Estados Unidos se calcula que las instalaciones de centros de datos ya representaban más del 4 % del consumo eléctrico nacional en 2024, y podrían superar los 9 % hacia finales de esta década.  La implicación para Colombia es clara: aunque nuestra escala sea menor, la tendencia se replica y nos exige asumir un enfoque sistémico, no solo operativo.

¿Cómo se traduce esto en impacto para una empresa mediana o grande en Colombia? Imagine que dispone de un centro de datos interno o contrata servicios en la nube que dependen de grandes instalaciones. Si ese servicio se incrementa sin control, los costos energéticos se elevan, los tiempos de enfriamiento aumentan, la complejidad técnica y de mantenimiento se encarece, y el cumplimiento normativo —como los aspectos de consumo y huella de carbono— se convierte en un factor estratégico. Para el año 2025 y más allá, la presión social, regulatoria y de los clientes ya no permitirá ignorar esta dimensión.

En mi experiencia como fundador de TODO EN UNO.NET S.A.S. y líder de procesos de innovación, he visto que muchas empresas inician sus proyectos digitales con entusiasmo en la nube o con centros de datos propios sin hacer una evaluación real de su impacto energético, riesgos técnicos, capacidad de escalar y cumplimiento normativo. Lo que podría parecer un tema “ajeno” termina siendo estratégico: la eficiencia energética, la capacidad de escalar sin comprometer funcionamiento ni sostenibilidad, y la visibilidad de datos de consumo se vuelven parte del sistema operativo de la empresa.

Para avanzar de modo funcional hacia el periodo 2026-2030, que hemos llamado la era de la Consultoría Funcional Inteligente™, propongo un diagnóstico que se enfoque no solo en “tener” una infraestructura, sino en “utilizarla bien”, alineada con propósito, eficiencia, normativa y competitividad. Primero, conviene mapear lo que ocurre: ¿cuántos racks se utilizan realmente? ¿Cuál es su factor de utilización? ¿Cuántos watts por rack? ¿Cuál es el mecanismo de enfriamiento? ¿Qué tan conectado está ese centro con la nube o con servicios híbridos? Aquí ya introduzco la noción de “funcionalidad”: no basta con que la tecnología esté; debe aportar al negocio de manera clara, medible y sostenible.

En segundo lugar, viene la estrategia: una vez conozca esa situación, es necesario definir la ruta hacia la eficiencia. Eso puede implicar migrar ciertas cargas a infraestructuras más verdes, aprovechar la nube pública en horarios valle, implementar economizadores de aire o complementos de enfriamiento alternativo, mejorar la virtualización de servidores, consolidar servicios, automatizar procesos repetitivos. He acompañado empresas que han reducido hasta un 30 % del consumo energético de su centro de datos interno simplemente al rediseñar la arquitectura, optimizar la carga y cerrar servidores infrautilizados. En el contexto colombiano, donde la tarifa de energía puede ser un factor diferencial, ese ahorro puede traducirse en mayor margen, mayor rapidez para reinvertir y menor vulnerabilidad frente a alzas tarifarias o regulaciones de huella de carbono.

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En tercer lugar, está el cumplimiento normativo y de sostenibilidad. En Colombia y en Latinoamérica, aunque no exista aún una norma específica que indique “centros de datos deberán consumir no más de X kWh por rack”, sí estamos viendo que los gobiernos y los clientes institucionales exigen transparencia en el consumo, la eficiencia, la gestión de residuos electrónicos y las emisiones de carbono. Una empresa que demuestra que su infraestructura digital es eficiente, cumple con buenas prácticas y se alinea con la sostenibilidad, no solo cumple la ley: genera confianza, se diferencia y avanza hacia liderazgo. Un centro de datos que consume energía exagerada y no tiene visibilidad es un punto de vulnerabilidad.

Un cuarto aspecto crítico que comparto en mis consultorías: la resiliencia. Cuando un centro de datos es altamente dependiente de energía, enfriamiento y conectividad, cualquier interrupción (tormenta eléctrica, corte de energía, fallo de red) pone en riesgo operaciones, datos, reputación y cumplimiento. Recuerdo un caso en Bogotá: un cliente con un centro de datos interno que se vio afectado por una falla en el aire acondicionado y, sin visibilidad del consumo, tardó horas en recuperarse. El daño en facturación, imagen y oportunidad ascendió mucho más que la inversión que hubiera requerido modernizar el enfriamiento y vincular algunos servicios a la nube en modo híbrido. Esa lección me marcó: no se trata solo de ahorrar kilovatios-hora, se trata de asegurar continuidad, agilidad y control.

En quinto lugar, la tecnología de la inteligencia artificial y el cómputo acelerado están jugando un rol determinante en el consumo de los centros de datos. Según un análisis reciente de IEA, entre 2024 y 2030 el consumo de electricidad de los centros de datos crecerá alrededor de un 15 % anual, y los servidores acelerados —usados para IA— crecerán en demanda eléctrica un 30 % anual. Esa tendencia explica por qué las decisiones de infraestructura deben relacionarse con la hoja de ruta digital: no es suficiente que el servidor esté funcionando hoy; hay que captar la evolución del negocio, prever la carga futura, considerar la transición hacia servicios más ágiles y “menos energía por función”. Desde TODO EN UNO.NET siempre insisto: la tecnología sin funcionalidad se vuelve gasto; la tecnología con funcionalidad se convierte en ventaja competitiva.

En Colombia, aún no hay una estadística pública consolidada como la de Estados Unidos, pero en mi práctica he observado que muchas empresas locales subestiman el consumo de sus centros de datos hasta un 20-40 % respecto a la estimación real. Cuando hablamos con el equipo de infraestructura, escuchamos frases como “es que el rack está nuevo”, “es que el aire acondicionado está regulado”, “es que tenemos redundancia día y noche”… y sin embargo no se han medido los watts por carga efectiva, ni se han monitorizado los días de alto uso, ni el impacto tarifario por horas pico. Y esa invisibilidad tiene un costo que se refleja al cierre del mes.

Por ello, recomiendo adoptar un paradigma de “centro de datos funcional” que contemple tres dimensiones: eficiencia (minimizar energía desperdiciada), alineación con el negocio (las cargas justificadas, la nube híbrida cuando conviene) y gobernanza digital (monitoreo, reportes, cumplimiento, sostenibilidad). Cuando hemos trabajado con empresas en Colombia con esta orientación, en menos de seis meses han logrado reducir su consumo energético, mejorar su resiliencia y posicionarse ante clientes como empresas responsables y ágiles.

También hay una dimensión de innovación: las empresas que migran parte de sus servicios a centros de datos más eficientes o a la nube, pueden invertir el ahorro en automatización, inteligencia de negocios o formación de talento. Eso representa un cambio cultural: dejar de ver el centro de datos como “infraestructura opaca” y empezar a verlo como “aliado estratégico”. En mi trayectoria en TODO EN UNO.NET he visto cómo los directores de tecnología, los gerentes operativos y los consejeros administran ese cambio no solo con herramientas, sino con liderazgo humano, visión, educación y acompañamiento constante.

Otro elemento clave está en la medición y la visibilidad: métricas como el PUE (Power Usage Effectiveness) permiten a las organizaciones ver cuántos de los vatios consumidos están verdaderamente realizando trabajo de TI, y cuántos se pierden en enfriamiento, alimentación o infraestructura auxiliar. Para un centro de datos funcional, un PUE cercano a 1.1 o 1.2 es un estándar alto; muchas instalaciones operan por encima de 1.5 sin saberlo, lo que significa que gran parte del consumo es desperdicio. Gestionar esa métrica, mejorar la infraestructura de enfriamiento, adoptar economizadores, optimizar la virtualización y racionalizar cargas se convierte en una tarea de transformación, no solo de mantenimiento.

Mirando hacia 2030, quien adelanta su estrategia antes que otros estará en ventaja. Si en 2026-2030 queremos que nuestra empresa marche hacia la consultoría funcional inteligente, la infraestructura digital debe estar alineada con el negocio, con la sostenibilidad y con la gobernanza. No basta tener un “coloso digital” que arrastra energía; es mejor tener una plataforma ágil, eficiente, estrátegica y preparada para escalar sin perder control. Y eso se planifica.

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En resumen, si su empresa depende de grandes infraestructuras digitales, es momento de preguntarse: ¿estamos midiendo lo que debemos? ¿somos conscientes del impacto energético, ambiental y operativo de nuestro centro de datos? ¿tenemos un plan claro para optimizar, alinear y transformar esa infraestructura hacia 2030? Desde la fundación de TODO EN UNO.NET he acompañado a organizaciones que decidieron dar ese salto y lograron no solo reducir costos, sino desarrollar capacidades internas, mejorar su reputación ante clientes y abrir espacio para innovación. Si su empresa debe competir en esta nueva era digital, la eficiencia y la funcionalidad ya no son opcionales: son requisitos.

Sé que quizá este artículo le haya despertado cierto vértigo al pensar que un centro de datos —una infraestructura que uno imagina está “en otro mundo”— afecta de forma directa la rentabilidad, el cumplimiento, la sostenibilidad y el futuro de su organización. Le entiendo bien: durante décadas he visto cómo proyectos tecnológicos prometedores se estancan, se vuelven costosos y pierden orientación. Por eso, en TODO EN UNO.NET acompañamos ese viaje con claridad humana y técnica. Analizamos, definimos la estrategia y ejecutamos: desde consultorías administrativas y tecnológicas hasta automatización, formación, inteligencia empresarial, facturación electrónica y Habeas Data. Aumentamos la eficiencia de tu empresa con soluciones digitales y normativas. Pero no solo entregamos un servicio: establecemos un acompañamiento continuo, porque la transformación digital no es un hito, es un camino en el que seguimos construyendo juntos. Nuestra meta es que al cierre de esta década, tu empresa sea líder en su sector, con infraestructura digital funcional, sostenible y alineada con la visión 2026-2030. ¿Listo para transformar tu empresa con tecnología funcional?


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Julio César Moreno Duque
Fundador – Consultor Senior en Tecnología y Transformación Empresarial
👉 “Nunca la tecnología por la tecnología en sí misma, sino la tecnología por la funcionalidad.”
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Queremos darle a conocer nuestra EMPRESA creada en 1995. Todo En Uno.Net S.A.S es fundadora de la Organización Empresarial Todo En Uno.NET. Todo En Uno.Net S.A.S. es una empresa especializada en brindar CONSULTORIAS Y COMPAÑAMIENTO en el área tecnológica y administrativa basándonos en la última información tecnológica y de servicios del mercado, además prestamos una consultoría integral en varias áreas como son: CONSULTORIAS TECNOLOGICAS, CONSULTORIAS EMPRESARIALES, CONSULTORIA MERCADEO TECNOLÓGICO, CONSULTORIA EN TRATAMIENTO DE DATOS PERSONALES, Y con todos nuestros aliados en la organización TODO EN UNO.NET

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