En esta búsqueda la calidad del
software mejora la eficiencia en sus operaciones. Pero la clave está en esas
funcionalidades que no hacen parte del esquema estándar de una solución de
negocios.
Es posible que algunos procesos
que no necesariamente corresponden a lo que denominamos: ‘mejores prácticas’ de
negocios involucradas en una solución ERP, representen una significativa
ventaja competitiva para cada compañía. El IAN (Índice de Adaptación Nativa)
permite a las empresas conocer el nivel de coherencia entre la solución ERP que
buscan y sus procesos específicos, identificando así el mejor proveedor.
La búsqueda de ese aliado
estratégico ERP debe centrarse en las funcionalidades que no están en el
esquema estándar de una solución de negocios. Recordemos que una ‘mejor
práctica’ es aquella que redunda en productividad y rentabilidad, y no en la
relación de funcionalidades de un software.
La ERP Siesa Enterprise cuenta
con un IAN promedio del 85% (uno de los más altos del mercado latinoamericano)
que involucra todos los estándares de las mejores prácticas de negocios. En sus
30 años de experiencia Siesa ha ratificado su alta capacidad y disponibilidad
de acompañar a sus clientes en ese 15% adicional necesario para integrar toda
su plataforma de gestión, incorporando sus particularidades a la dinámica
integral ERP. Esto se evidencia en la relación con nuestros clientes que hoy
cuentan con un promedio de 15 años utilizando soluciones Siesa.
Convertir datos en información,
integrar el 100% de la operación estratégica y operativa del negocio deben ser
los objetivos de las empresas al buscar un aliado de negocios que ofrezca una
solución ERP. En este sentido, el propósito fundamental de una ERP es ofrecer acompañamiento
a los clientes con tiempos rápidos de respuesta a los problemas que se
presenten, así como un eficiente manejo de información que permita la toma
oportuna de decisiones y disminución de los costos totales de operación.
Muchas empresas limitan su visión
al esquema inicial de inversión en plataforma tecnológica sin dimensionar el
futuro (mediano y lejano) en el cual si no se establece una ‘alianza para
crecer’; la inversión, el proceso y el trauma se irán incrementando cada vez
que la empresa enfrente una nueva necesidad de evolución tecnológica.