los abogados de Apple y Samsung regularmente se acusan mutuamente de
realizar tácticas dudosas de relaciones públicas, boicot e incluso de manipular
evidencia.
El abogado de la firma surcoreana John Quinn intentó impedir a su
contraparte, el representante de la empresa estadounidense Bill Lee, mostrar un
documento al jurado que dirimirá la guerra legal entre las dos.
Mientras Quinn presentaba sus argumentos a la jueza de distrito Lucy
Koh, deslizó una referencia a la orden de Koh previa al juicio de bloquear las
ventas de algunos productos de Samsung, un tema al que la magistrada había
prohibido referirse en frente del jurado.
"Esto es inapropiado", dijo
Koh.
"Me disculpo, su señoría", respondió Quinn.
"Me cuesta creer que esto no fue intencional", enfatizó la jueza.
Koh permitió el documento como evidencia. Sin embargo, su amonestación le dio
al jurado un atisbo de las inusuales tensiones que rodean al juicio sobre quién
habría copiado ilegalmente a quién su tecnología.
Fuera de la presencia del jurado, los abogados de Apple y Samsung regularmente
se acusan mutuamente de realizar tácticas dudosas de relaciones públicas,
boicot e incluso de manipular evidencia. Quinn tomó la extraordinaria decisión
de difundir un comunicado de prensa sobre documentos que Koh prohibió en el
juicio, un abierto desafío que sugiere una estrategia legal destinada a crear
confusión en la corte. Quinn dijo que eso estaba lejos de sus intenciones.
Los abogados litigantes de alto perfil normalmente despliegan un cierta
cortesía profesional en la corte, pero en este caso esa característica parece
estar ausente. Una exasperada Koh ha tratado de manejar el juicio como una
maestra de escuela, regañándolos y recurriendo a tácticas como castigar a los
abogados con reducciones del tiempo con que cuentan para presentar su evidencia
si es que muestran argumentos superfluos.
El juicio, que determinará si Samsung violó patentes de Apple al crear
teléfonos avanzados y tabletas que compiten con las de la firma estadounidense,
está ahora en su segunda semana y se espera que se prolongue hasta fines de
agosto. A pesar de que Koh emitió algunas resoluciones importantes contra
Samsung antes del juicio, durante el proceso mismo la jueza no le ha dado al
jurado señales de quién cree ella que tiene la razón. Más bien, Koh, una jueza
de 44 años nombrada por el presidente Barack Obama, parece señalarles que si
las dos partes se comportaran de forma madura y buscaran racionalmente la
defensa de sus intereses, en lugar de acusarse mutuamente, ni siquiera habría
un juicio.
Esta semana, Koh rememoró una idea que mencionó en las audiencias pre
judiciales hace más de un año. "Ustedes no presentaron objeciones ayer, y
espero que tal vez hayan llegado a un acuerdo", dijo. Pero en un caso que
se basa más en el orgullo profesional y la posición de mercado de largo plazo
que en una cuestión de dinero, parece haber pocos fundamentos para un arreglo
antes de que el jurado llegue a un veredicto.
Las dos empresas son cercanas colaboradoras en muchas áreas, ya que Apple es
uno de los mayores clientes de Samsung en la compra de componentes para
tabletas y teléfonos avanzados. Sin embargo, en la corte parecen determinadas a
luchar hasta la muerte.
El juicio ha capturado la atención del mundo tecnológico en parte porque las
apuestas son demasiado altas: Apple acusa a Samsung de copiar el iPad y el
iPhone, dos de los productos más exitosos en la historia de la tecnología
mundial. Si Apple gana, podría bloquear categorías enteras de competidores y
afianzar su dominio en la próxima generación de computación móvil.