Los clanes familiares están entendiendo que la fusión entre líderes de consanguinidad y directivos particulares traen ideas frescas y apertura de mercados.
Las empresas de origen familiar son en la mayoría de los países del mundo, y
a través del tiempo, la célula de la formación industrial o económica de los
pueblos.
Estas siguen siendo un foco importante de progreso en los pueblos
latinoamericanos.
“Cuando se habla de que en Colombia hay más de 520.000 mil empresas
familiares, esa es una cifra que refleja lo que son las pymes y las mipymes y,
de que su trabajo sigue ligado al compromiso con el desarrollo del país y, en
definitiva, sus raíces son familiares”, dice Francisco Cubillos, coordinador del
programa de Administración de Empresas de la Universidad del Rosario.
Sin embargo, cada vez son más y, casi con seguridad, las que logran pasar de
una generación a otra, aquellas que han abierto su pensamiento y entendido que
se debe contar en la dirección con los líderes idóneos, capacitados y
futuristas, que logren proyectar negocios, innovar y llevar a otro nivel sus
organizaciones, cuidando los capitales de herencia y los que han sido el fruto
de manejos equilibrados y estructurados de empíricos emprendedores y
directivos.
“A lo largo de mi trabajo y del estudio del tema que me apasiona, he logrado
identificar esos 'secretos' que hacen que en otros países, por supuesto, con más
años de existencia, como Japón, Alemania o Francia, se encuentren cifras
significativas de empresas muy lóngevas y de estructura e historia familiar.
“En Japón hay empresas que superan los 1.000 años y unas 50.000 con más de
100 años, mientras que en Alemania, por ejemplo, se pueden encontrar unas 3.000
empresas de más de 200 años.
Pero, en Colombia, creo que nos sobran los dedos de la mano para contar las
empresas que llegan a los 100 años”, explica Raúl Serebrenik, asesor para
empresas familiares y patrimoniales.
¿Pero qué hace que estas empresas logren superar las dos primeras
generaciones?
Para Cubillos, en los directivos de empresas que han superado la prueba de
las dos generaciones existe una absoluta claridad frente a las competencias.
“Estas empresas han mantenido una indeclinable disciplina institucional en
términos de su imagen, en su valor y tradición, lo que de alguna manera es el
reflejo de sus mismos dueños y unas reglas de juego en los procesos de sucesión,
en las que evidentemente ahí hay una transferencia de responsabilidades o una
trayectoria y una visión muy definida de esas empresas, lo que las hace muy
fuertes, admiradas y reconocidas”, puntualiza el docente.
Por su parte, Serebrenik dice que “la empresa familiar no ha perdido vigencia
(...) por el contrario, en las crisis de Europa y en la de Estados Unidos, las
que menos perdieron fueron las empresas de familia, porque su doliente es la
cabeza del negocio y en materia de gobernabilidad son líderes”.
Así las cosas, es claro que los clanes empresariales siguen y que su tarea es
fortalecerse, pero se necesita un cambio de estrategia tanto en la familia como
en el manejo de la empresa y del patrimonio, por lo que es importante que las
juntas cambien su pensamiento y se abran a la modernidad y la innovación.
¿CÓMO SE DAN LAS DINASTÍAS?
Los expertos sostienen que pueden ser varios los factores que hacen posible
que un porcentaje, no muy alto, de las empresas del tipo familiar, trasciendan y
se conviertan en emporios económicos de gran calado en la sociedad.
Unos hablan de unos aspectos que son inherentes a las relaciones familiares
como lo son “un tema de una excelente comunicación entre ellos, que les permiten
tomar decisiones estratégicas y, resolver conflictos, pues no niegan que los
tienen pero saben resolverlos.
Esa misma comunicación les da la capacidad de encontrar soluciones y trabajar
en equipo con un compromiso muy profundo con el legado familiar. Otros
elementos, más actuales, son la innovación y el emprendimiento.
FORMACIÓN Y TECNOLOGÍA, EL PASO A LA INNOVACIÓN
De líderes con alto grado de preparación y conocimiento de los sectores
depende el futuro de las empresas.
“Uno de los grandes problemas que se presentan en las empresas familiares es
encontrar el cómo retener o conseguir el talento necesario, que esté por fuera
de la familia, lo cual es fundamental si las empresas pretenden crecer, por lo
que tendrán que apoyarse en profesionales idóneos y no podemos pretender que
todo lo hagan los integrantes de la familia, aunque esto compita con ese
nepotismo familiar”, dice Raúl Serebrenik.
Ahora, indica el especialista, la misma familia debe profesionalizarse, y que
en sus compañías trabajen las personas capacitadas, “independientemente de si
pertenecen o no al conjunto familiar.
Es más, si tenemos en la empresa a un integrante que no cumple con el perfil
del cargo, lo que tenemos es a un incompetente”.
Para Serebrenik, las empresas exitosas de este tipo se destacan porque en
ellas hay un alto grado de profesionalismo de los miembros de la familia en los
cargos directivos.
Así, el tema de la formación profesional y las capacidades relacionadas con
el objeto del negocio o el servicio que presta la empresa es clave en su
futuro.
Precisamente, ya son muchos los seminarios y talleres que abordan el tema de
creación de líderes empresariales del ámbito familiar.
Uno de ellos, próximo a celebrarse, es el de ‘Formación de Propietarios en la
Empresa Familiar’, que cuenta con más de 20 conferencistas, varios de ellos
internacionales, a realizarse en Bogotá del 26 al 29 de noviembre.
LA FUERZA EN LA PRODUCCIÓN
En Colombia es posible que existan cerca de 520.000 compañías familiares. Las
cifras son tentativas porque a diario muchas se terminan.
Por su parte, Confecámaras sostiene que el 63 % de las empresas de familia se
encuentran próximas a la transición hacia la segunda generación, y que el 30 por
ciento viven ahora ese proceso.
Cabe decir, que de acuerdo con los referentes mundiales, el 70 % de las
empresas no logran realizar con éxito este tránsito de la primera a la segunda
generación, comenta el experto en temas de patrimonio y familia, Raúl
Serebrenik.
Por ello, el tema de la formalización, profesionalización e innovación se
torna primordial para este tipo de empresas, pues son su pasaporte a la
sostenibilidad y la permanencia.