Solo un 3 por ciento de las personas entre 15 y 65 años se capacitan para su trabajo.
Mientras 2’465.000 colombianos buscan empleo, una de cada tres empresas no encuentra a los trabajadores con las habilidades que requiere su actividad económica, según cita David Rosas, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el país hay un divorcio absoluto entre la mano de obra que ofrece sus servicios en el mercado laboral y lo que están requiriendo las compañías, lo que se convierte en uno de los cuellos de botella para la productividad laboral, que continúa rezagada, pese a los altos montos que se destinan a educación.
La realidad de la formación de capital humano en Colombia se conocerá este miércoles, luego de que el Dane revele los resultados de la encuesta sobre ese tema, aplicada a empresas de comercio, industria y servicios.
Por ahora, se sabe que solo un 3 por ciento de las personas entre 15 y 65 años se capacitan, y que la gente que menos necesita adquirir o reforzar habilidades laborales es la que más se prepara. Así, los jóvenes son el capital humano que menos se forma y el 82 por ciento de los capacitados son personas con nivel educativo alto, según destaca la encuesta.
La productividad está en una encrucijada, pues se requiere mejorarla para que crezca la economía, pero la mala calidad de la educación no lo permite y los que trabajan tampoco buscan formarse para cualificar su rendimiento laboral, por costos y por falta de incentivos. “40 por ciento de trabajadores considera que la capacitación es costosa; que los cursos son demasiado cortos (50 % dice que duran menos de 40 horas), y 35 por ciento de empleados industriales estima que no recibe beneficio alguno”, halló la encuesta.
Para Marcela Eslava, investigadora de la Universidad de los Andes, el talón de Aquiles de la productividad es el tipo de educación superior que tenemos. “Acceder a la universidad suena bien, pero impide que el mercado laboral tenga la variedad de habilidades que las compañías necesitan”.
En el país, por cada trabajador técnico hay 7 universitarios, mientras que en Europa la relación es inversa y la productividad es mucho mayor. “Para cambiar ese panorama se requieren educación técnica y tecnológica de calidad, no aumentar la cobertura a través de cursos de corta duración, política que se impulsó el Sena y no fue adecuada”, dice Eslava.
Pese a que el país se gastará en el 2014 27,3 billones de pesos en educación, Stéfano Farné, director del Observatorio laboral de la Universidad Externado, estima que la debilidad de la productividad laboral es inversión.
“La productividad aumenta si sube la inversión, no solo en educación, sino en activos (equipos, maquinaria), infrestructura, tecnología. Lo peor es que el Gobierno ha reducido estímulos a la inversión en capital humano y en las demás formas de inversión”.
El empleo temporal puede ser un arma de doble filo. Fue el impulso al empleo entre 1992 y el 2009. Para Eslava, “el contrato a término fijo puede darle a la empresa la flexibilidad de poder cambiar al empleado si no resulta productivo pero, a la inversa, la empresa invierte menos en su capacitación y el trabajador se motiva menos a aumentar productividad”.
El talento se busca con lupa
Según Ana María Landucci, gerente en gestión del talento, de la firma cazatalentos Korn Ferry, “en el 96 por ciento de las veces lo que salimos a buscar lo encontramos. Hay procesos más demandantes. Hay que tener toda la tecnología para lograr el objetivo. En términos globales, el talento es escaso, pero lo hay, y en Colombia es muy bueno”.
Sobre qué sucede en una compañía si no se encuentra el personal que se necesita, señala que “salvo excepciones, las organizaciones promueven a alguien internamente y lo acompañan en el proceso de su desarrollo. Nunca se quedan sin el talento”.