El investigador Pedro Reynolds dice que cada vez aparecerán más robots que cortan el pasto del jardín, que aspiran y que limpian el piso.
Robot Mabu que ayuda a mantener el control sobre el peso.
Se sabe que la inteligencia artificial y la robótica están en un pleno auge tomando posición como uno de los segmentos que tendrá trascendencia en la economía del futuro.
De acuerdo con el colombiano Pedro Reynolds Cuellar, que hace parte del equipo de investigación de robots personales del MIT Media Lab del Massachusetts Institute of Technology y es uno de los conferencistas que participó del Summit de Transformación Digital de la Andi, aunque en la ciencia ficción los robots actúan como compañeros de los humanos, el avance de la robótica que más se ve es el de robots que tienen un objetivo específico y no apoyan a los humanos en todas las dimensiones.
Una de las tendencias es la manera como los artefactos empiezan a conectarse, para 2020 se hace una proyección de que 50 millones de dispositivos estarán interconectados, aunque esa cifra será apenas el 6% de la penetración.
Otra tendencia que aparece es la del poder computacional con el que se cuenta. Reynods afirma que, para medirlo, muchas veces se utilizan marcas comparando el número de conexiones con un sistema inteligente de otro organismo en el ecosistema. En efecto, en esa medición hay robots que han superado las conexiones de una mosca, pero no todavía las de una rata.
No obstante, la gran pregunta es cómo se relaciona el ser humano con estas plataformas. El científico destaca apuestas como la máquina aspiradora Roomba, que el año pasado fue la aspiradora que más se vendió como producto de consumo en Estados Unidos a partir de su relación con la basura y la limpieza, así como el termostato Nest, de Alphabet (casa matriz de Google), que entró a los hogares gracias a su relación con el aire y la temperatura.
Reynolds pronostica que el mercado de la robótica muestra un crecimiento que se seguirá acelerando; cada vez aparecerán más robots que cortan el pasto del jardín, que aspiran y que limpian el piso. “Este mercado está a punto de florecer”.
El obstáculo que ve este investigador en la mayoría de los robots, son las falencias en habilidades sociales y emocionales.
“Para que un robot sea inteligente en una casa o en una familia, no solo necesita procesar información cognitiva, necesita también una capacidad de percepción, de percibir las emociones y señales de las personas. Este sistema debe tener la capacidad de aprender en términos humanos, a través de la interacción social”, señaló Reynolds.
Se refiere a que un robot de un sistema inteligente necesita la capacidad de poder expresarse, en términos humanos, para que, a través de esa interacción, un sistema inteligente pueda construir una relación de confianza.
Cuando aparecen los problemas
Incidentes recientes como cuando usuarios reportaron comentarios inusuales por parte de la asistente personal Alexa o el escándalo que se formó hace algunos días luego de que el asistente personal Echo de Amazon grabara la conversación de una familia y la enviara sin autorización, abren el debate sobre las consideraciones éticas de la robótica en casa.
“Eso muestra la situación precaria en la que estamos en sistemas de privacidad para estos dispositivos. La privacidad debe ser siempre proactiva y no correctiva”, comenta Reynolds.
Otros casos sonados fueron las críticas que recibió Mattel tras lanzar una Barbie conectada a Wifi, cuya conexión era vulnerable y podía ser hackeada para que los menores que la usaban fueran espiados; así como el asistente virtual para niños Aristotle, que fue retirado por preocupaciones de privacidad sin ni siquiera haber salido al mercado.
Volviendo a Alexa, ese dispositivo también ha recibido adversarios por su incapacidad de educar o corregir a los niños en términos de modales, en situaciones como cuando dicen vulgaridades.
De la misma manera, en ese y otros aparatos, los menores están expuestos a asistentes que tienen respuesta a todo, desde pedir una pizza hasta la tarea de la escuela. Los padres están empezando a preguntarse sobre cómo aparatos como Alexa de Amazon, Google Home y Cortana de Microsoft están impactando en el comportamiento de sus hijos.
Dispositivos “emocionales”
Durante una conferencia en Medellín, el colombiano Pedro Reynolds resaltó tres ejemplos de robots “que se relacionan con las emociones” y que son una realidad tras labores de investigación del MIT.
Mabu Catalia Health: Es un asistente que ayuda a mantener control sobre el peso. Sale a la luz directamente del problema de disparidad entre proveedores en medicina y pacientes con enfermedades crónicas, que seguirá creciendo en todos los países. Se estima que hacia 2025 la brecha entre quienes pueden proveer servicio médico y los pacientes será de 120.000. “Por eso hay una gran oportunidad en esta tecnología”.
Según Reynolds, varios estudios dan como hecho que el robot supera en métricas a computadores o registros diarios porque el robot genera más confianza y mayor sentido de participación, tras varios días de interacciones.