En el contexto actual, muchos líderes y profesionales sienten cómo la tecnología avanza más rápido de lo que la fuerza humana puede adaptarse: la irrupción de la inteligencia artificial (IA) no es una promesa lejana, sino una realidad que está transformando empleos, tareas y roles desde dentro de las empresas. En Colombia y el mundo, los sectores operativos, rutinarios y también algunos con funciones cognitivas más elevadas enfrentan una presión creciente por la automatización, lo que genera inquietud sobre el futuro laboral, la capacitación del talento y la estrategia de cada organización. Este blog, basado en mi experiencia de más de 30 años en transformación digital y funcional, busca acompañarte a comprender cómo esos efectos ya se están sintiendo, dónde se concentran, qué riesgos implican y cómo convertir esa amenaza en una ventaja competitiva para tu empresa.
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Durante más de tres décadas he acompañado a empresas colombianas y latinoamericanas en procesos de modernización, automatización y transformación digital. Lo que en los años noventa eran cambios puntuales —pasar de lo analógico a lo digital, de fichas a bases de datos— en 2026–2030 se ha convertido en una reconfiguración profunda de la relación entre humanos, tecnología y trabajo. En este contexto la inteligencia artificial no es una simple herramienta adicional, sino un eje de cambio que está desplazando tareas, redefiniendo roles y generando nuevas oportunidades, y en algunos casos —si no se actúa a tiempo—, riesgos de pérdida de relevancia profesional.
Para comenzar, vale reconocer un elemento clave: la IA no sustituye a todos los empleos, pero sí está transformando muchos de ellos. En un informe reciente la PwC describe cómo la proporción de empleos que requieren habilidades en IA crece en todos los sectores, incluso en los menos obvios como agricultura o construcción. En Colombia, un análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) registra que la IA generativa y la automatización de tareas básicas tienen un impacto real en ocupaciones que tradicionalmente se consideraban “seguros”, por ejemplo en trabajos administrativos o de soporte. Esto me lleva a sostener que el reto hoy no es si la IA llegará, sino cómo nos preparamos para un entorno donde ya está presente.
Una de las primeras consecuencias que vemos es la reducción de la demanda de trabajo rutinario y repetitivo. En Colombia se menciona que tareas dentro de manufactura, logística o servicios están siendo absorbidas por automatización de procesos. Por ejemplo, en el sector de servicios al cliente o back-office, hay evidencias de que los sistemas de IA generativa transforman buena parte de la labor humana: un reciente estudio muestra que más de un cuarto (26 %) de las ofertas laborales en EE.UU. “podrían verse altamente transformadas” por la IA generativa. Esto significa que, si una empresa no actúa con anticipación en la redefinición de roles, en la capacitación de su personal, en la automatización inteligente o en el rediseño de procesos, podría encontrarse con un doble problema: mayores costos de transición y pérdida de competitividad.
Ahora bien, el impacto no es homogéneo. Vamos por sectores para precisar dónde la IA ya “se apoderó” —o está apoderándose— de miles de empleos, y cómo este fenómeno se traduce en Colombia frente al mundo.
Primero, el sector tecnológico y de información TI. Aquí cabría pensar que los empleos estarían seguros por su alta calificación, pero no es así. Las herramientas de generación de código, de análisis de datos o de soporte técnico automatizado modifican profundamente lo que un desarrollador, un administrador de sistemas o un analista de datos hacía hace cinco años. Por ejemplo, una investigación académica indica que aunque la IA puede generar código, el mantenimiento de sistemas grandes y la comprensión del negocio siguen requiriendo habilidades humanas. Para la empresa que ya acompaño, este hecho se traduce en: menos trabajos de soporte técnico estándar, más demanda de analistas de datos con habilidad de supervisión, más énfasis en “human + IA” que en solo humanos. Como consecuencia, los profesionales deben elevar su juego: pasar de ejecutar tareas a diseñar, controlar, integrar, supervisar, interpretar, colaborar.
Segundo, los sectores administrativos, de oficina, soporte y back-office. En estos, la automatización de procesos y la IA generativa actúan con particular fuerza. Estudios bibliométricos señalan que funciones de oficina, administrativas y de soporte están entre las más expuestas a sustitución o transformación por IA. Esto incluye tareas como digitación, conciliación de datos, atención al cliente básica, generación de reportes estándar. En Colombia, por ejemplo, muchas entidades de control, fintech o empresas de servicios adoptan sistemas que anticipan errores, corrigen datos, generan informes y liberan al trabajador humano de actividades repetitivas. Pero la parte humana que importa ahora es la interpretación, la relación, la creatividad, la toma de decisiones estratégicas.
Tercer, sectores operativos como logística, manufactura, transporte y almacenamiento. El informe de la firma Challenger, Gray & Christmas reporta que solo en EE.UU. y en lo que llevamos de 2025 se superaron los 1 000 000 de empleos eliminados, muchos en tecnología y logística, donde la IA y la automatización jugaron roles decisivos. En Colombia, el potencial de pérdida de empleos por automatización varía entre el 10 % y el 65 % según el estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para América Latina. Esto no significa que todo puesto se pierda, sino que muchas tareas se transforman o se combinan con máquinas. Lo que era trabajo humano exclusivo pasa a requerir supervisión, mantenimiento, creatividad para interactuar con sistemas.
Cuarto, el sector de servicios financieros, contables y administrativos que operan en segundo plano (finanzas, contabilidad, auditoría, asesoría). Aquí la IA introduce cambios más sofisticados: no solo sustitución de tareas rutinarias, sino aumento del valor humano en tareas donde la IA no alcanza. Por ejemplo, en contabilidad y auditoría se habla de modelos que detectan fraudes, analizan miles de transacciones en segundos, liberando al auditor humano para actividades estratégicas. Esa transformación se visualiza como una “ampliación” del rol humano, no solo reemplazo. En Colombia, ya hay pymes que han incorporado IA para el análisis de datos financieros, cruzados tributarios y automatización de reporte. En el blog de nuestra firma aliada aparece un artículo llamado “Inteligencia artificial: desafío y oportunidad empresarial” con casos reales en Manizales.
Para quienes somos parte del equipo de transformación digital, la pregunta clave ya no es “¿me reemplazan?”, sino “¿cómo me preparo para trabajar con sistemas y cómo hago que mi empresa gane con ello?”.
Quinto, un aspecto importante que a menudo no se nombra con suficiente claridad: el factor humano, la regulación, la ética y los derechos laborales. Si la IA desplaza tareas pero no reubica personas o no provee capacitación, se genera un riesgo social, de reputación y de cumplimiento normativo. En Colombia, se advierte que la IA tiene un alcance más amplio incluso que la automatización, y que afecta ocupaciones que requieren educación avanzada. Además, un análisis nacional subraya que el uso de algoritmos en selección de personal o gestión de talento puede generar discriminación algorítmica o afectaciones de privacidad. Como consultor desde TODO EN UNO.NET, mi reflexión es que la tecnología sin humanidad es incompleta: debemos implementar IA con sentido, no solo funcionalidad.
Con este mapeo hecho, volvamos a la pregunta de fondo: ¿qué pueden hacer los empresarios, los equipos de trabajo y los profesionales para gestionar estos efectos? Aquí comparto algunas reflexiones prácticas, desde la visión funcional que defendemos en TODO EN UNO.NET, orientadas a que este fenómeno se convierta en palanca de crecimiento, no en amenaza latente.
Primero, el diagnóstico temprano. No basta con saber que la IA “existe”, es necesario revisar qué tareas de tu empresa o de tu cargo se están viendo impactadas: cuáles son repetitivas, cuáles podrían automatizarse, cuáles requieren interpretación humana, interrelación o toma de decisiones. Un ejercicio que hacemos en TODO EN UNO.NET consiste en mapear procesos clave, identificar aquellos con alto grado de repetición o datos estructurados, y analizar dónde la IA ya está siendo usada por competidores o proveedores. Esa fase de diagnóstico es crítica.
Segundo, la redefinición de roles. Una vez identificadas las tareas susceptibles, es momento de redefinir qué roles humanos tienen mayor valor en el contexto IA. En ese punto destaca la transición de “ejecutar tareas” a “supervisar, interpretar, colaborar con sistemas”. En otras palabras: pasar de operario a analista, de transcriptor a ‘humano que agrega valor’. En sectores como contabilidad, auditoría, finanzas, manufactura, logística, este cambio es tangible y urgente.
Tercero, la formación, el “reskilling” y el “upskilling”. Como lo muestra la investigación sobre “skill-based hiring”, los empleadores ya valoran competencias (habilidades) más que títulos tradicionales en roles vinculados a IA. Para Colombia, esto significa invertir en capacitación, en cultura de aprendizaje continuo, en plataformas que permitan que el talento interno se adapte. Nuestra recomendación: no esperar a que quede obsoleto el trabajo, actuar anticipadamente.
Cuarto, la incorporación ética y normativa de la IA. Como he señalado, no se trata solo de automatizar; se trata de hacerlo con cumplimiento, responsabilidad, calidad humana y sentido de pertenencia. Las empresas deben tener políticas claras de uso de IA, supervisión humana, transparencia en decisiones automatizadas y protección de datos personales, especialmente porque en Colombia hay disposiciones en torno a gestión de datos que ya requieren atención. Quienes gestionen la IA como herramienta estratégica lo harán con ventaja, quienes la dejen al azar o sin controlar enfrentarán riesgos regulatorios y de reputación.
Quinto, la estrategia de negocio. En TODO EN UNO.NET planteamos que la IA debe funcionar para la funcionalidad, no para la tecnología por la tecnología. Esto implica que la empresa debe integrar IA solo cuando aporta un resultado explícito: reducción de errores, mejora de tiempos, mejor toma de decisiones, mayor satisfacción del cliente, menor coste de cumplimiento, etc. Cuando la IA se convierte en un silo tecnológico sin conexión con propósito, tiende a generar frustración, costo y resistencia. La verdadera transformación digital ocurre cuando combinamos la tecnología con el negocio, las personas y la cultura.
Diez, veamos un ejemplo práctico de una pyme colombiana en el sector servicios que atendí: había una entidad de soporte que llevaba 40 personas generando reportes de gestión, conciliación de datos y entregas mensuales. Al mapear las tareas descubrimos que el 70 % de esas actividades eran repetitivas, basadas en reglas y datos estructurados, susceptibles de automatización. Se desplegó un motor de IA que generaba borradores de informes, identificaba excepciones y notificaba al humano solo cuando había anomalías. El equipo pasó de 40 a 18 personas, pero esas 18 asumieron funciones de análisis de excepción, interpretación de datos y mejora continua. A los 12 meses la empresa redujo sus costos operativos en un 25 %, mejoró su tiempo de entrega y liberó a su talento para elevar su valor agregado. El desafío no fue sustituir personas sino reubicar funciones, reentrenar personas y volver humano el trabajo de alto valor.
Ahora bien: ¿qué ocurre si una empresa no actúa? Los riesgos son reales: pérdida de competitividad, exceso de costos, obsolescencia del talento, errores operativos, sanciones regulatorias, fuga de clientes. En el caso colombiano, la adopción de IA y automatización puede aumentar la productividad hasta un 14 % según el BID. Pero quien no se mueva podría quedar rezagado.
Por eso, sugiero a cada gerente, cada profesional y cada equipo de trabajo considerar este momento como un punto de inflexión: no estamos en una fase experimental, estamos en la fase de adopción masiva. Y quien actúe con anticipación ganará ventaja.
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Continuando, también es importante reconocer que no todo cambio por IA es negativo. Nuevos roles están emergiendo: especialistas en datos, auditores de algoritmos, diseñadores de procesos humanos-IA, entrenadores de modelos, supervisores de ética tecnológica, entre otros. Así que el enfoque debe estar en migrar de “temor a oportunidad”. En TODO EN UNO.NET trabajamos con empresas para aprovechar esta ventana de cambio como palanca de crecimiento, no como presión.
Por último, quiero insistir en una filosofía que he transmitido en cada uno de los más de 30,000 blogs que he publicado y en los proyectos de transformación que he liderado: la tecnología debe servir a la funcionalidad de la empresa, de la persona, del equipo. No se trata únicamente de integrar IA, sino de que esa IA sirva para que los procesos, las personas, los resultados mejoren, para que la empresa avance de forma sostenible.
