Estas son experiencias de algunos emprendedores que dieron este paso.
Miles de empresas en Colombia se vieron casi que obligadas a implementar las tecnologÃas electrónicas y virtuales para sobrevivir. Las cifras de la Cámara de Comercio Electrónico de Colombia asà lo demuestran. Para agosto, el acumulado de las ventas totales del año superaban los $ 17,1 billones por medios digitales, casi $ 3 billones por encima del mismo periodo de 2019, en el cual la cifra llegó a cerca de $ 14 billones. Y según una medición de la Cámara de Comercio de Bogotá, en abril el 51 o 52 % de las empresas usaban estos medios, y en agosto el porcentaje creció a cerca del 60 %.
Juan David Castaño, vicepresidente de Fortalecimiento Empresarial de la Cámara de Comercio de Bogotá, explica que “durante la pandemia se ha fortalecido de manera impresionante el comercio electrónico. Sin embargo, este no es solo una respuesta a las medidas de confinamiento, sino que es una tendencia en temas de mercado más importante que hay en el mundo”.
Las dificultades para la implementación del comercio electrónico son varias en el paÃs. Pero, sin duda –explica Castaño–, la principal es un problema cultural. “Hablamos de que esta pandemia aceleró el proceso porque se derrumbaron los prejuicios que tienen los empresarios sobre esta estrategia. Y también llevó a los consumidores a encontrar en esta una buena opción para comprar”.
Entre las varias empresas que han pasado al mundo electrónico, EL TIEMPO encontró estas cinco historias de casos curiosos e interesantes.Bonos virtuales para tatuajes
La idea de Juan Serrano era ir a Europa durante tres meses a trabajar en algunos estudios de tatuajes; sin embargo, terminó quedándose un año. Pasó por 16 estudios de 12 paÃses y trabajó con algunos de los mejores.
En una libreta anotaba todo lo que consideraba importante para tener en cuenta, para luego poder montar su propio establecimiento en Bogotá. “QuerÃa hacer algo diferente”, señala y explica que se dio cuenta de que la clave de esos negocios es que se preocupan por las personas.
“No por la plata ni por ser los más famosos o algo asÃ. Todos trabajan en equipo”. Una vez volvió de su viaje, se encontró con su socio Andrés Diago y Daniel Soler (socio mayoritario) y decidieron montar Inner Secrets Tatto. “Soñábamos con un espacio donde las personas se sintieran cómodas, donde no tuvieran que venir solo a tatuarse sino también a pasar un buen rato”, cuenta Andrés .
Cuando estaba cogiendo vuelo, llegó la pandemia. Incluso, cerraron antes de que declararan la cuarentena nacional. “Duramos cuatro meses cerrados, fue muy complicado”, cuenta.
Para sobrevivir, decidieron usar el concepto de cash back, en el que la persona compraba un bono por 100 mil pesos y cuando se acabara la cuarentena, serÃa válido por 150 mil pesos, y otro bono de 200 mil, que equivaldrÃa a 350 mil.
“Nosotros creÃmos que nos iba a ayudar un poquito pero resultó siendo nuestro ángel de la guarda porque terminamos vendiendo como 30 millones de pesos en bonos... gracias a eso, pudimos seguir pagando el arriendo y volver a abrir cuando ya estuvo permitido”, dice Serrano. “Logramos sobrevivir”.
Instagram: @innersecretstattooUna ‘Torre’ de historias virtual
Arturo Torres ya tenÃa todo listo para sacar adelante su negocio de traer libros desde China para venderlos en Colombia y Estados Unidos. Sin embargo, la pandemia lo arruinó todo. Además, el mismo dÃa que le avisaron que ya no iba a ser posible, a su esposa le dijeron que ya no iba a trabajar más en la empresa en la que estaba. Decidió hablar con la editorial que ha publicado sus libros, Planeta, y pedirles que le vendieran libros a precio de librerÃa para crear un club de lectura para venderles los libros a quienes participaran.
Su esposa montó la página web, las redes sociales y se ingenió la forma de llegar cada vez a más gente. Decidió, entonces, impulsar el club de lectura y vender los libros, y cada semana dirige uno de estos eventos y cada dÃa entrega más y más publicaciones.
Los encuentran en: https://torredehistorias.com/Joyas de Mompox en internet
Los artesanos de Mompox (BolÃvar) ejercen una tradición desde hace siglos en la que convierten el oro en hilos para luego darles todo tipo de formas: anillos, collares, aretes y todo tipo de joyerÃa inimaginable y hermosa. Durante este tiempo se han mantenido intactos a su tradición y un tanto alejados de las formas electrónicas de comercialización; solo unos cuántos le apostaban a esta estrategia comercial y preferÃan vender de forma directa o con algunos intermediarios. Sin embargo, llegó la pandemia y la necesidad apremió hasta el punto que ArtesanÃas de Colombia, en su estrategia para ayudar a los artesanos del paÃs, los capacitó y los guió para impulsar sus ventas.
Lo primero que hicieron fue un diagnóstico y encontraron que, en general, no habÃa una gestión de redes establecida, especialmente en Facebook, pues las publicaciones se hacÃan de forma esporádica. No manejaban una estrategia definida por red y se le daba un mal uso a la imagen de la marca. Y adolecÃan de campañas y promociones.
Una vez empezaron a implementar las estrategias, el incremento en las ventas en los últimos meses ha sido del 563%. https://artesaniasdecolombia.com.co/Desde el campo a la ciudad
La empatÃa es una capacidad humana que a veces se difumina en un mundo en el que el individualismo es la norma. Sin embargo, hay proyectos y empresas y gente que tienen esa habilidad muy bien desarrollada y entienden que la cooperación es la forma para lograr el desarrollo humano, social y económico. De ese sentimiento surgió ‘La tienda de la empatÃa’, hace un par de años.
La directora de la empresa, Claudia GarcÃa, empezó a trabajar con proyectos de comunidades rurales. Según cuenta, la pandemia afectó especialmente a las poblaciones que no tenÃan forma de hacer llegar sus productos a las ciudades y, en general, a la gente que les suele comprar sus artesanÃas y alimentos… Decidieron, entonces, reunir a muchos productores de las regiones apartadas del paÃs en una misma página web para, de esta forma, vender de mejor manera sus cosechas y creaciones. “Empezamos con las Tejedoras de Mampuján. Ellas comenzaron a hacer tapabocas. Luego fuimos incluyendo más productos”, dice Claudia. Esta empresa, ayuda, además, a eliminar los eslabones que existen entre el productor y el consumidor final. https://www.latiendadelaempatia.com/.
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