Sigue siendo negocio arrendar un local TIC en Colombia?



Cuando un empresario piensa en arrendar un local TIC, la primera imagen suele ser la de vitrinas llenas de computadores, celulares y accesorios brillando bajo la luz de un centro comercial. Sin embargo, detrás de esa imagen hay contratos de arriendo en dólares o indexados a IPC, inventarios que se deprecian más rápido que el dólar, presión de comercio electrónico y clientes que hoy comparan precios en su celular antes de entrar al local. En Colombia, 2024 y 2025 han sido años de reactivación para los centros comerciales, pero también de cierres silenciosos de pequeños negocios que no lograron adaptarse. Por eso la verdadera pregunta no es solo si es negocio arrendar un local TIC, sino bajo qué condiciones, modelo y horizonte de tiempo tiene sentido hacerlo. Ese es el análisis que quiero compartir contigo hoy. 

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Arrendaar un local TIC hoy no es una apuesta sencilla ni tampoco un billete seguro a la pérdida. Es una jugada estratégica que solo tiene sentido cuando el local se concibe como una pieza dentro de un ecosistema digital, y no como la única carta del negocio. Un local TIC ya no es solo una tienda de computadores o celulares; puede ser un punto de experiencia, un centro de servicios digitales para pymes del barrio, un laboratorio de automatización para empresas o un nodo logístico de un e-commerce que necesita cercanía con el cliente. El problema es que muchos siguen firmando contratos como si estuvieran en 2010, mientras el contexto de 2024–2025 ya dejó claro que el comercio físico y el digital dejaron de ser rivales para convertirse en socios que se necesitan mutuamente.

Miremos primero el contexto. En Colombia, las ventas reales del comercio minorista han venido recuperándose; en 2025, el DANE reporta variaciones positivas de doble dígito frente a 2024, lo que confirma que el consumo presencial sigue vivo y empujando empleo.  Al mismo tiempo, los 265 centros comerciales del país registraron más de 1.050 millones de visitas en 2024, consolidándose como espacios de encuentro y bienestar urbano más allá de la simple compra. 

Eso significa que la gente sigue saliendo, sigue vitrineando, sigue buscando experiencias. No es un mercado muerto para abrir un local TIC; es un mercado que exige más inteligencia, más diseño de propuesta de valor y menos improvisación.

En paralelo, el comercio electrónico dejó de ser “el futuro” para convertirse en presente. La Cámara Colombiana de Comercio Electrónico y diferentes estudios estiman que en 2024 las ventas digitales superaron los 105 billones de pesos, con crecimientos cercanos al 26–27 % frente a 2023, y una proyección de expansión cercana al 16 % anual hasta 2027, lo que llevaría el volumen del e-commerce en Colombia a unos 81.000 millones de dólares.  Aun así, en varios sectores el canal digital sigue representando una porción relativamente pequeña del total de ventas de los comercios, en algunos casos apenas alrededor del 2 %, aunque en crecimiento constante.  El mensaje es claro: el digital crece rápido, pero todavía no se ha comido por completo al físico, y menos en el contexto colombiano.

Además, estudios de comportamiento del consumidor en la región muestran que más del 80 % de las personas sigue prefiriendo comprar en tiendas físicas, y en segmentos de mayor edad ese porcentaje puede acercarse al 90–100 %, especialmente en países como Colombia y Perú.  La gente investiga en línea, mira reseñas, compara precios, pero a la hora de decidir, para muchas categorías –incluida tecnología– quiere tocar, preguntar, probar, pedir una explicación más humana. Esa es la ventana de oportunidad para un local TIC bien diseñado: convertirse en el lugar donde se une la confianza presencial con la velocidad y el alcance del mundo digital.

Si entendemos ese contexto híbrido, la pregunta deja de ser “¿es negocio arrendar un local TIC?” y pasa a ser “¿qué papel va a jugar ese local dentro de tu modelo de negocio?”. Porque no es lo mismo arrendar para una tienda tradicional de hardware con vitrinas llenas de inventario, que hacerlo para un centro de servicios especializados en automatización, soporte en la nube, ciberseguridad y capacitación digital para empresas que ya están en transformación digital. En el primer caso, compites de frente con plataformas globales que venden más barato, con menos estructura y con una logística que, aunque tarde unos días, ya es aceptada por el cliente. En el segundo, posicionas el local como un espacio de valor agregado donde el cliente paga por criterio, acompañamiento y soluciones integrales, más que por el dispositivo en sí.

Desde mi experiencia acompañando empresas durante más de tres décadas, he visto muchos modelos de local TIC naufragar por no tener claridad en ese punto. Algunas marcas montan una tienda pensando que el volumen de ventas hardware será suficiente para soportar un canon de arriendo alto, pero no dimensionan el peso de la tasa de cambio, la velocidad con que se desactualiza el inventario y la presión permanente de la competencia online. Otras, en cambio, han logrado que el local se vuelva rentable no porque vendan más barato, sino porque se convierten en el “doctor TIC” de la zona, el lugar al que acuden las empresas del sector cuando necesitan resolver un problema complejo que no cabe en un carrito de compras digital.

En este escenario la decisión de arrendar nunca debe tomarse solo desde la emoción del local “bien ubicado” o del canon aparentemente atractivo. Debe partir de un modelo financiero frío y transparente, conectado con la realidad actual del retail y del e-commerce. Hoy sabemos, por ejemplo, que el comercio electrónico en Colombia crece a tasas de dos dígitos, pero que el crecimiento del retail físico, aunque más moderado, se mantiene positivo, especialmente cuando incorpora estrategias omnicanal, experiencias en tienda y uso de datos para personalizar la relación con el cliente. Eso significa que el local TIC rentable no es el que ignora el mundo digital, sino el que lo integra inteligentemente: vende en línea, entrega en tienda, ofrece soporte presencial, maneja un inventario optimizado y utiliza la data para entender qué necesita realmente su mercado.

Aquí es donde una consultoría funcional bien planteada hace la diferencia. Antes de firmar un contrato de arriendo, es clave construir un escenario de ventas realista, incluyendo márgenes, rotación de inventario, servicios recurrentes y posibles alianzas con proveedores o marcas. El canon mensual y los incrementos deben ser una consecuencia de ese modelo, no una apuesta a ciegas. En nuestra visión 2026–2030 de Consultoría Funcional Inteligente™, el local físico se analiza como un activo estratégico dentro de un sistema de canales y procesos, no como un fin en sí mismo. Ese enfoque permite decidir si conviene un local grande de alto flujo en centro comercial, un local más compacto en una zona mixta con alto tráfico de oficinas, o incluso un espacio dentro de un coworking tecnológico que reduzca riesgos y gastos fijos.

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Ahora bien, más allá del modelo y del flujo, está la realidad jurídica y contractual del arriendo comercial. A diferencia de las viviendas de uso residencial, donde el incremento suele estar regulado por topes asociados al IPC, en los locales comerciales colombianos el margen de negociación es mucho mayor y el canon se define por acuerdo entre arrendador y arrendatario, dentro del marco general del Código Civil y el Código de Comercio. En la práctica, eso significa que un mismo local TIC puede ser una oportunidad o una trampa, dependiendo de cómo se negocien términos como duración mínima, incrementos, moneda del contrato, cláusulas de salida, cesión del contrato y condiciones frente a remodelaciones o adecuaciones tecnológicas. Un contrato en dólares con una devaluación fuerte puede convertir un negocio sano en una pérdida constante, aunque las ventas se mantengan; un contrato en pesos, con incrementos razonables y una cláusula de revisión periódica del canon, puede dar espacio para crecer, ajustar el modelo y pivotar si el mercado cambia. 

Otro factor que no se puede ignorar es la evolución de los hábitos de compra y la presión competitiva que esto genera. Globalmente, países como España han visto cerrar decenas de miles de locales minoristas entre 2019 y 2024, impulsados por cambios en el consumo y por el auge del comercio electrónico.  Esa tendencia nos recuerda que ya no es viable abrir un local TIC que se limite a vender dispositivos en estantería sin propuesta de valor clara. En Colombia, aunque la preferencia por las tiendas físicas sigue siendo muy fuerte, el cliente compara, reseña, investiga y llega a tu local más informado que nunca. Si la experiencia que encuentra es igual o peor que la que obtiene en un marketplace, la probabilidad de fidelización es baja.

Por eso, cuando me preguntan si es negocio arrendar un local TIC hoy, mi respuesta honesta es: puede ser un excelente negocio si lo piensas como plataforma de servicios y experiencias, y un pésimo negocio si lo ves solo como bodega bonita de productos. Un local TIC bien aprovechado puede funcionar como punto de atención para soluciones de automatización en pequeñas empresas, centro de asesoría en facturación electrónica, nodo de despliegue de proyectos de ciberseguridad y cumplimiento de Habeas Data, espacio para capacitaciones cortas en herramientas ofimáticas o de inteligencia de negocios, laboratorio para mostrar aplicaciones reales de inteligencia artificial en la operación diaria de una pyme. En todos esos escenarios, la vitrina existe, pero es la consecuencia de una capacidad consultiva, no el corazón del modelo.

Desde TODO EN UNO.NET hemos observado que los negocios tecnológicos que mejor resisten la volatilidad del mercado son aquellos que combinan tres fuentes de ingreso: venta de equipos y licencias, servicios recurrentes de soporte y mantenimiento, y proyectos puntuales de consultoría o implementación. El local físico puede potenciar las tres: la venta se fortalece porque el cliente ve y prueba; los servicios recurrentes se alimentan de la relación cercana y la confiabilidad; los proyectos puntuales nacen de conversaciones que empiezan muchas veces en una visita espontánea al local. En cambio, cuando el negocio depende casi por completo de la rotación de productos en estantería, cada cambio de precio en plataformas globales, cada oferta agresiva y cada variación de la tasa de cambio golpea directamente la caja.

Hay otro elemento clave: la ubicación y el tipo de público. Un local TIC en un centro comercial de alto tráfico pero enfocado principalmente en moda puede servir para venta al detal de accesorios, pero quizá no para construir un portafolio fuerte de servicios empresariales. Un local cerca de universidades puede tener sentido como zona de experiencia para estudiantes, con servicios de reparación, upgrade de equipos y planes de financiación; un local en un sector empresarial puede ser el lugar ideal para ofrecer soluciones de impresión inteligente, gestión documental, automatización de procesos y soporte en la nube. Cada ubicación trae un “dolor” predominante y el negocio solo será rentable si ese dolor se entiende y se atiende con precisión.

Es aquí donde entra la visión funcional: antes de firmar, hay que mapear quién vive, trabaja, estudia y transita alrededor del local. ¿Hay pymes que necesitan soporte tecnológico pero no confían en soluciones puramente virtuales? ¿Hay instituciones educativas que requieren alianzas para laboratorios de tecnología, aulas híbridas o programas de alfabetización digital? ¿Hay comunidades que podrían beneficiarse de un centro de servicios TIC que les ayude con trámites en línea, pagos digitales y seguridad de la información? Si esas preguntas se responden afirmativamente y se traducen en un diseño de oferta clara, el local TIC puede convertirse en el eslabón físico de una estrategia de transformación digital territorial. Si no, es probable que termine siendo otra vitrina más, luchando a punta de descuentos hasta que el flujo de caja no dé más.

También es necesario hablar del tamaño. Muchas veces, por ego o por presión comercial, se busca el local más grande, más vistoso, con más metros y más vitrinas. Sin embargo, en un contexto donde el e-commerce soporta buena parte del catálogo y el cliente solo necesita ver y experimentar una muestra representativa, suele ser más inteligente pensar en locales compactos, muy bien diseñados, con zonas claras para demostraciones, asesoría personalizada y atención a empresas. El resto se puede resolver con un buen backoffice logístico y una integración eficiente con bodegas externas y aliados estratégicos. Un local más pequeño, con un canon racional, pero integrado a una estrategia omnicanal, puede ser mucho más rentable que una gran vitrina que se come la utilidad cada mes.

Dentro de la Organización Empresarial Todo En Uno.NET hemos visto casos concretos donde la diferencia entre un local TIC que sobrevive y uno que crece está en la forma de medir y revisar el negocio. El empresario que solo mira la caja diaria puede pensar que el local funciona porque entra dinero; el que mira la rentabilidad por metro cuadrado, el costo real del arriendo como porcentaje de las ventas, el peso de los gastos administrativos y la contribución de cada línea de negocio (venta, servicios, consultoría) tiene información para ajustar a tiempo. Si el canon de arriendo está por encima de la capacidad real de generación de flujo, el negocio se ahoga, por buena que sea la idea. Y si el modelo de servicios no está bien diseñado, el local termina siendo una oficina cara disfrazada de tienda.

En este punto es cuando tiene sentido pedir ayuda. Una consultoría externa aporta una mirada fría, sin apego emocional al local, y ayuda a responder preguntas incómodas pero necesarias: ¿es mejor renegociar el contrato actual o buscar un local distinto? ¿El negocio está sobredimensionado para la realidad del mercado o, por el contrario, se está quedando pequeño frente a la oportunidad? ¿Hay espacio para transformar la tienda en un centro de soluciones TIC territoriales, integrando automatización, mercadeo digital, Habeas Data, facturación electrónica y formación, o es momento de replegarse a un modelo más liviano apoyado sobre canales digitales? Son decisiones que no se deben tomar solo con intuición; requieren información, cifras, contexto y experiencia acumulada.

En definitiva, arrendar un local TIC hoy puede ser una decisión poderosa cuando se asume como parte de una estrategia más amplia de transformación digital, y no como un capricho comercial. Durante más de tres décadas he visto cómo las empresas que se atreven a rediseñar su presencia física alrededor de la funcionalidad, el servicio y la confianza generan relaciones de largo plazo con sus clientes, incluso en contextos donde el comercio electrónico crece año tras año. La clave está en entender que el local no compite con la tienda online, sino que la complementa: es el espacio donde el cliente que llegó confundido por tanta oferta digital encuentra claridad, donde la pyme que teme a la automatización descubre que puede avanzar por etapas, donde la organización que siente la presión del cumplimiento normativo entiende que la tecnología puede ser aliada y no enemiga.

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Desde TODO EN UNO.NET acompañamos a los empresarios a recorrer ese camino de manera ordenada y realista. Partimos de escuchar el contexto del negocio, entender el dolor que se quiere resolver y mapear los recursos disponibles; a partir de ahí construimos un modelo que integra análisis inicial, definición estratégica e implementación práctica para que el local TIC, si se decide arrendarlo, nazca con un propósito claro y una ruta de sostenibilidad definida. No se trata solo de calcular cuántos computadores hay que vender para pagar el arriendo, sino de diseñar un ecosistema donde la venta de equipos, los servicios recurrentes y la consultoría se alimenten mutuamente. En ese enfoque, la tecnología, el mercadeo digital, el Habeas Data, la facturación electrónica, la automatización y la inteligencia artificial dejan de ser islas separadas para convertirse en un sistema funcional al servicio de tus metas. Aumentamos la eficiencia de tu empresa con soluciones digitales y normativas, pero también con un acompañamiento humano que se mantiene después de la firma del contrato o la inauguración del local.

Cuando un empresario nos busca para tomar decisiones sobre un local TIC, no buscamos convencerlo de arrendar a toda costa; buscamos ayudarlo a descubrir si ese paso encaja de verdad en su estrategia de crecimiento. Si la respuesta es sí, el siguiente movimiento es ordenar las piezas: negociar bien el contrato, definir la propuesta de valor, diseñar la operación omnicanal, preparar al equipo y construir métricas que permitan ajustar a tiempo. Si la respuesta es no, el valor está en haber evitado un compromiso que podría haber drenado recursos y energía por años. En ambos casos el objetivo es el mismo: que el empresario se sienta acompañado, informado y con la tranquilidad de estar tomando decisiones con criterio. En un entorno donde los cambios tecnológicos y de consumo son cada vez más rápidos, contar con un aliado que entienda tanto la tecnología como la realidad empresarial colombiana deja de ser un lujo para convertirse en una necesidad estratégica.

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Julio César Moreno Duque
Fundador – Consultor Senior en Tecnología y Transformación Empresarial
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