Windows 11 en Colombia: oportunidad en 2,5 millones de PCs



En Colombia, muchas empresas siguen operando con computadores que alguna vez fueron de punta, pero que hoy cargan con sistemas operativos al límite de su vida útil, aplicaciones lentas y riesgos de seguridad que nadie ve hasta que es demasiado tarde. El fin de soporte de Windows 10 no es solo una noticia: es una alerta directa para gerentes, áreas de TI, contabilidad, seguridad y para cualquier equipo que depende de su PC para facturar, producir, analizar datos o atender clientes. Mientras se habla de inteligencia artificial, automatización y nube, miles de equipos siguen congelados en arquitecturas pensadas para otra época, sin aprovechar las capacidades de Windows 11 y de los nuevos dispositivos impulsados por IA. La pregunta no es si hay que migrar, sino cómo hacerlo de forma funcional, ordenada y rentable para tu organización. 

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Cuando Microsoft presenta en su evento Channel Connect que en Colombia existen 2,5 millones de PCs listas para renovarse a Windows 11, no está lanzando solo una cifra de mercadeo, está poniendo sobre la mesa el tamaño de una decisión pendiente en miles de empresas. Esa telemetría revela algo muy concreto: hay un parque instalado que ya cumple los requisitos de hardware, pero sigue atado a Windows 10 por inercia, falta de planificación o miedo al cambio. Detrás de cada uno de esos equipos hay un puesto de trabajo, un flujo de caja, un proceso crítico, una historia de negocio que depende todos los días de un sistema operativo que ya entró en su etapa final de vida útil.

El punto de quiebre llegó el 14 de octubre de 2025, cuando terminó el soporte de Windows 10. A partir de esa fecha, Microsoft dejó de entregar actualizaciones de seguridad y mejoras de calidad para la mayoría de las ediciones de escritorio, lo que significa que cada vulnerabilidad nueva que aparezca en el ecosistema quedará abierta si la organización decide quedarse quieta. Es cierto que existe un programa de Extended Security Updates, pero es temporal, limitado y, en la práctica, funciona como una prórroga para ganar tiempo mientras se toma una decisión de fondo. Para una empresa que maneja datos personales, información financiera o infraestructura crítica, seguir en un sistema sin soporte completo no es una simple “preferencia tecnológica”, es una decisión de riesgo.

Además, el contexto no se reduce a esos 2,5 millones de equipos listos para cambiar. Otras fuentes estiman que en Colombia hay hasta 4 millones de computadores que deberán renovarse tras el fin de Windows 10, lo que muestra que no solo hablamos de actualización de sistema, sino de renovación de hardware donde ya no hay compatibilidad con Windows 11 o donde el desempeño quedaría tan limitado que no justificaría la inversión. Esto abre una ventana estratégica única: aprovechar la necesidad de cambio para rediseñar la plataforma tecnológica de la empresa, no solo para “cumplir con Microsoft”, sino para alinear el puesto de trabajo con la nueva realidad de la inteligencia artificial, los modelos híbridos y la ciberseguridad avanzada.

Cuando acompañas empresas desde la consultoría, te das cuenta de que el problema rara vez es tecnológico en el origen. Es organizacional y cultural. Hay organizaciones donde todavía se percibe el PC como un gasto inevitable y no como una pieza de productividad. Se compran equipos por precio, sin pensar en el ciclo de vida, la escalabilidad, la protección de datos o la compatibilidad futura. Luego, cuando llega una fecha como el fin de soporte de Windows 10, la conversación se llena de urgencia, miedos y excusas: “no hay presupuesto”, “esperemos un año más”, “todavía funciona”. Lo que no se ve en el corto plazo son los costos ocultos: horas perdidas por lentitud, incidentes de seguridad, fallos en facturación electrónica, caídas en los sistemas de contabilidad o en las aplicaciones que sostienen el negocio.

En paralelo, el mundo camina rápido. Los fabricantes ya están presentando en Colombia equipos diseñados para la nueva era del trabajo digital, preparados para Windows 11 y potenciados con chips de inteligencia artificial que incluyen NPU dedicadas. No se trata solo de tener un sistema operativo nuevo, sino de contar con estaciones de trabajo capaces de correr modelos de IA localmente, asistir al usuario con copilotos, automatizar tareas repetitivas y mejorar la colaboración en tiempo real. La PC deja de ser un simple terminal y se convierte en un asistente inteligente, siempre que la arquitectura, el sistema y las políticas de la organización estén alineados.

Aquí es donde la conversación con la gerencia cambia. Dejar de ver la migración a Windows 11 como un “proyecto de TI” y asumirla como una decisión de negocio. Hablamos de continuidad operativa, cumplimiento normativo, reputación, competitividad y experiencia del colaborador. Un equipo antiguo, con un sistema sin soporte, no solo expone a la compañía a ataques de ransomware o filtraciones de datos; también afecta la moral del trabajador que se siente atrapado en herramientas que se cuelgan, se reinician o impiden usar soluciones modernas de colaboración. Nadie da lo mejor de sí sobre una infraestructura que se siente obsoleta. Y en un contexto donde la atracción y retención de talento ya es un reto, la tecnología que entregas a tu equipo envía un mensaje silencioso sobre cuánto valoras su trabajo.

Por eso, antes de hablar de licencias, imágenes corporativas o despliegues masivos, la primera pregunta funcional es: ¿qué rol cumple cada PC en el modelo de negocio?, ¿qué procesos habilita?, ¿qué riesgos mitiga o multiplica? La migración a Windows 11 se vuelve la excusa perfecta para mapear procesos, identificar cuellos de botella, clasificar puestos de trabajo por criticidad y decidir qué equipos deben renovarse, cuáles pueden ser actualizados y cuáles pueden salir de circulación. Es un momento ideal para alinear la estrategia tecnológica con el plan de negocio 2026–2030 y dejar de actuar por reacción para pasar a una gestión preventiva y planificada. En Todo En Uno.NET hemos visto cómo este enfoque transforma la conversación: de “hay que cambiar porque se acabó el soporte” a “vamos a rediseñar el puesto de trabajo digital que nuestra empresa necesita para crecer”.

En ese mapa aparece un elemento que muchos pasan por alto: la segmentación de usuarios y cargas de trabajo. No todos los colaboradores necesitan el mismo tipo de equipo. Algunos requieren estaciones con alta capacidad de procesamiento para análisis de datos, diseño o desarrollo; otros necesitan equipos optimizados para trabajo de campo, movilidad o atención al cliente; otros pueden operar desde dispositivos ligeros apoyados en la nube. Windows 11, combinado con las capacidades de gestión centralizada, seguridad avanzada y herramientas de colaboración, permite definir perfiles claros y diseñar paquetes tecnológicos que hagan sentido para cada rol. El error más frecuente es comprar “más de lo mismo” sin revisar si el modelo de trabajo y las necesidades cambiaron desde la última renovación.

Es aquí donde una consultoría funcional marca la diferencia. Un inventario técnico es necesario, pero insuficiente. Lo que realmente importa es conectar ese inventario con los procesos clave, los indicadores de negocio y las exigencias normativas. En Colombia, muchas empresas manejan datos personales, financieros y sensibles que están protegidos por la Ley 1581 de 2012 y por normativas sectoriales que presuponen un nivel mínimo de seguridad tecnológica. Seguir operando en sistemas sin soporte, sin cifrado actualizado, sin control de identidades ni capacidades modernas de defensa, no solo deja puertas abiertas a atacantes, también debilita la posición de la empresa frente a una eventual auditoría o incidente reportable. Migrar a Windows 11, diseñado con requisitos más estrictos como TPM 2.0 y arranque seguro, debe verse como una pieza del rompecabezas de cumplimiento y no como un lujo opcional.

En el día a día, sin embargo, los argumentos técnicos rara vez movilizan por sí solos a un comité de inversiones. Lo que sí mueve la aguja es entender el impacto financiero y operativo de no actuar. Una brecha de seguridad puede detener la facturación, bloquear el acceso a los sistemas contables, paralizar la operación logística o exponer información sensible de clientes y proveedores. Un parque de PCs obsoleto eleva los costos de soporte, multiplica las horas de trabajo improductivas y reduce la capacidad de la empresa para adoptar nuevas soluciones de IA, automatización y analítica. Y todo eso se traduce en pesos, en clientes perdidos, en oportunidades que otros competidores más ágiles sí aprovechan. Cuando se cuantifica el costo de la no decisión, la inversión en renovación deja de parecer un gasto y se convierte en una estrategia de protección y crecimiento.

Aquí es donde entra el acompañamiento de un aliado como Todo En Uno.NET. No se trata de recomendar “compren cien equipos nuevos y listo”, sino de diseñar una ruta escalonada y realista: fases de diagnóstico, priorización por riesgo, pruebas piloto, plan de despliegue, formación al usuario y seguimiento. Cada empresa tiene un punto de partida distinto: algunas deberán concentrarse primero en sus puestos críticos de facturación y contabilidad; otras en sus áreas de desarrollo de productos o de análisis de datos; otras en asegurar estaciones que manejan información altamente sensible. El objetivo es que cada peso invertido en renovar o actualizar PCs genere un retorno medible en eficiencia, seguridad y alineación con la estrategia corporativa.

En el contexto actual, también es clave entender que no todo se resuelve renovando hardware. Parte del parque instalado puede migrar a Windows 11 si cumple requisitos, y en esos casos el reto está en la planificación, las pruebas y la comunicación con el usuario. Una actualización mal gestionada puede generar resistencia, errores y percepciones negativas; una actualización acompañada, comunicada y soportada puede convertirse en una oportunidad para mejorar hábitos de trabajo, reforzar buenas prácticas de seguridad y enseñar nuevas funcionalidades que realmente impacten la productividad del día a día. La pregunta no es solo qué PCs cambias, sino cómo gestionas la transición humana hacia una nueva forma de trabajar.

Por eso tiene sentido integrar esta conversación con otras iniciativas de transformación digital. Cuando una empresa revisa su parque de PCs y su transición a Windows 11, también puede revisar su estrategia de colaboración en la nube, su modelo de gestión documental, su forma de proteger datos personales, su arquitectura de backup y recuperación, e incluso su esquema de licenciamiento de Office y herramientas de productividad. No se trata de hacer todo al tiempo, sino de aprovechar el mismo esfuerzo para ordenar la casa tecnológica, reducir la dispersión de herramientas y construir una plataforma más simple, segura y preparada para integrar soluciones de inteligencia artificial que realmente aporten valor al negocio.

En este primer tramo del camino, muchas organizaciones agradecen tener una hoja de ruta clara: inventario funcional, priorización por riesgo, evaluación de compatibilidad, definición de estándares mínimos, selección de proveedores y plan financiero de renovación escalonada. No se trata de llenar la empresa de marcas y modelos distintos, sino de definir una arquitectura coherente, con pocos estándares bien elegidos, que faciliten la administración, el soporte y el crecimiento. En paralelo, se pueden diseñar políticas claras para el manejo de equipos antiguos: qué se recicla, qué se dona, qué se convierte en laboratorio interno y qué debe salir definitivamente de circulación para no convertirse en un punto débil de seguridad. Una migración inteligente no deja cabos sueltos.

En este proceso, muchas empresas descubren que ya están pagando el precio de no haber planificado antes. Equipos que no soportan ciertas soluciones de seguridad, aplicaciones críticas que nunca se actualizaron, usuarios que llevan años trabajando con las mismas contraseñas, estaciones que no cumplen estándares mínimos de protección física o lógica. Es duro verlo sobre la mesa, pero también es el mejor momento para corregir. La transición hacia Windows 11 y hacia una nueva generación de PCs puede ser el punto de partida para una cultura más madura de seguridad, cumplimiento y uso estratégico de la tecnología. Y eso no se logra con un simple “instalar y ya”, sino con una combinación de decisiones gerenciales, acompañamiento experto y formación continua.

En el primer tercio de este camino, muchas compañías ya se benefician de una conversación guiada, basada en datos y aterrizada en la realidad colombiana. Si tu empresa está en ese grupo que todavía duda sobre cómo abordar la transición, la recomendación es clara: no lo dejes para el último minuto, no esperes a que un incidente te obligue a decidir a la carrera. Anticiparte es siempre más barato, más seguro y más humano con tus equipos de trabajo.

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A medida que avanzamos hacia el último tramo de la conversación, aparece otro factor que no podemos ignorar: la convergencia entre puestos de trabajo, datos y gobierno corporativo. Ya no se puede hablar de PCs y sistemas operativos aislados de la discusión sobre riesgos, continuidad de negocio y reputación. Cada decisión que tomas sobre tu parque instalado está conectada con la capacidad de tu empresa para responder ante auditorías, atender requerimientos de clientes, cumplir contratos y proteger los datos que te confían. Y en un país donde la brecha tecnológica todavía es visible, la diferencia entre una empresa que se actualiza a tiempo y otra que posterga indefinidamente puede marcar quién sobrevive en un entorno cada vez más exigente.

En este escenario, tomarse en serio la renovación hacia Windows 11 implica también reconocer que el futuro del trabajo está profundamente ligado a la inteligencia artificial. No se trata de llenar la organización de palabras de moda, sino de entender que la IA ya está integrada en las plataformas de productividad, en las herramientas de seguridad, en los modelos de analítica y en la forma misma en que los usuarios interactúan con sus dispositivos. Un PC preparado para Windows 11 y para IA no es solo más rápido; es una pieza que permite a tu equipo pensar y decidir mejor, con asistentes que sugieren, automatizan y reducen tareas repetitivas. El reto está en diseñar un entorno donde esa inteligencia trabaje a favor del negocio y no lo exponga a nuevos riesgos por falta de gobierno.

Por eso, cuando llegamos al momento de decir “sí, vamos a migrar”, la conversación más sana no es sobre marcas, sino sobre resultados. ¿Qué quieres lograr con esta renovación? ¿Reducir incidentes? ¿Aumentar la productividad? ¿Fortalecer el cumplimiento? ¿Preparar tu empresa para aprovechar la inteligencia artificial de manera funcional? Esa claridad es la que permite construir un proyecto que haga sentido para la dirección, para TI y para los usuarios finales. Y es también la base para un acompañamiento de largo plazo, donde la renovación de PCs deja de ser un problema periódico y se convierte en un proceso planificado, integrado al ciclo natural de la organización.

Cuando miras todo el panorama, la cifra de 2,5 millones de PCs listas para renovarse en Colombia deja de ser un dato curioso y se convierte en un espejo. La pregunta ya no es “qué está pasando en el país”, sino “en qué lado quiero estar yo”: en el grupo que se queda atado a un sistema operativo sin soporte, parchando brechas y apagando incendios, o en el grupo que aprovecha la oportunidad para rediseñar su base tecnológica, fortalecer su seguridad y construir sobre una plataforma preparada para la próxima década. Esa decisión no se toma en una tarde, pero sí comienza con una conversación honesta, funcional y enfocada en el futuro.

Durante más de tres décadas he visto cómo las empresas que se atreven a anticiparse, a leer las señales del entorno y a tomar decisiones tecnológicas con criterio, son las que logran mantenerse firmes incluso en momentos de turbulencia. El fin de soporte de Windows 10 y la necesidad de migrar a Windows 11 no es una moda pasajera, es una de esas señales claras que invitan a actuar. Si tu organización siente hoy la presión de un parque de PCs envejecido, sistemas sin soporte y usuarios que se enfrentan a herramientas limitadas, es normal que aparezca la sensación de incertidumbre. Lo importante es no quedarse paralizado. Desde TODO EN UNO.NET acompañamos este tipo de decisiones con una mirada integral: partimos de un análisis funcional de tu realidad, conectamos la estrategia tecnológica con tus objetivos de negocio y diseñamos una implementación práctica que respete tus tiempos, tu presupuesto y tu cultura. Aumentamos la eficiencia de tu empresa con soluciones digitales y normativas, integrando servicios que van desde consultorías administrativas y tecnológicas hasta mercadeo digital, Habeas Data, facturación electrónica, automatización, inteligencia artificial y formación para tus equipos. No se trata de entregarte un proyecto y desaparecer, sino de caminar contigo, ajustando, mejorando y actualizando en la medida en que tu empresa crece y el entorno cambia. El objetivo es que mi experiencia y la trayectoria de TODO EN UNO.NET se conviertan en un respaldo real para tus decisiones, y que cada renovación de PCs y cada migración de sistema operativo sea un paso firme en la construcción de una organización más segura, eficiente y preparada para liderar su sector.

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Julio César Moreno Duque
Fundador – Consultor Senior en Tecnología y Transformación Empresarial
👉 “Nunca la tecnología por la tecnología en sí misma, sino la tecnología por la funcionalidad.”
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